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Entender las diferencias entre microeconomía y macroeconomía es esencial para quien desee estudiar ciencias empresariales.
Te contamos en qué se diferencian ambas disciplinas, y qué debes tener en cuenta para extraer conclusiones sobre el comportamiento de variables y agentes económicos.
Conocerlas te será de gran ayuda a la hora de manejar una base de datos.
Cuando hablamos de las diferencias entre microeconomía y macroeconomía, nos tenemos que centrar en el objeto de estudio y en la amplitud de lo que se analiza.
La microeconomía entra más en detalle, mientras que la macroeconomía tiene un enfoque global.
Vamos a definir claramente cada área para evitar confusiones.
La microeconomía es la disciplina que centra su estudio en el comportamiento de las empresas, familias e individuos. Esto se hace en relación con el comportamiento del mercado.
La macroeconomía es la disciplina que trata la evolución en conjunto de un territorio o de la economía mundial. En este caso, lo que se hace es agregar toda la información para tener una visión global.
Algunos ejemplos de microeconomía son el cálculo de las ratios de endeudamiento de empresas y familias, sus salarios, producción o los beneficios empresariales.
Cuando hablamos de macroeconomía, hay varias variables que sirven, aplicadas a un territorio. El Producto Interior Bruto (PIB), el Incremento de Precios al Consumo (IPC), la tasa de desempleo, la balanza de pagos o el déficit público. Esto sirve para un país o para el conjunto de la economía mundial.
Todos estos datos, teniendo el cuenta el foco, nos resultan útiles para delimitar.
Lo primero que debes saber es que microeconomía y macroeconomía son disciplinas complementarias. Para entender la segunda, es bueno entender cuestiones de la primera, y viceversa. Tanto si en tu día manejas términos únicamente de una o de otra, es de gran utilidad que tengas conocimientos de ambas.
El estudio de ambas disciplinas es fundamental para cualquier economista o analista. Lo que sí es verdad es que, según tu profesión, es normal que des más importancia a unos factores que a otros. Tenerlo en cuenta es importante para no priorizar las tareas equivocadas, y contar con una visión amplia del contexto.
Dicho esto, hay diferencias importantes, tanto en el campo de estudio como en la metodología.
La principal diferencia radica en el objeto de análisis. La microeconomía se dedica, básicamente, al comportamiento de los agentes económicos, como empresas, familias o gobiernos (sector público económico). Lo que se busca es saber cómo actúa un determinado colectivo. Si hiciéramos un símil, tomamos la lupa para fijarnos en los detalles de lo que sucede en la economía.
En cambio, la macroeconomía realiza un análisis en un plano macro. Esto es, sobre las variables agregadas de un territorio (ciudad, provincia, Comunidad Autónoma o Estado) o del mundo. Siguiendo con los símiles, se trata de realizar una fotografía general de conjunto, sin tener en cuenta peculiaridades sectoriales.
Las variables que se utilizan para medir los comportamientos o estadísticas son distintas. Sin embargo, las herramientas de cálculo no lo son y, en muchas ocasiones, incluso las fórmulas coinciden. Lo que sucede es que, como el objeto de estudio es distinto, también lo son las variables.
La microeconomía suele utilizar, para realizar un análisis, variables como el consumo de los hogares, la producción de una empresa, las preferencias y gustos de los consumidores, la cuantía de las inversiones personales o las actitudes ante los riesgos, por ejemplo. Se buscan datos concretos y que puedan servir para analizar una realidad objetiva reducida. Estos datos sirven en muchas ocasiones para realizar estudios de mercado.
La macroeconomía toma variables globales. Estas son resultantes, en ocasiones, de la agregación de datos analizados en la microeconomía. El indicador por excelencia es el PIB (Producto Interior Bruto), tanto mundial como de un país. Existen otras variables de uso común como la Tasa de Desempleo, la Deuda Pública o la Balanza de Pagos. En los últimos años, el IDH (Índice de Desarrollo Humano) ha ganado relevancia, pese a no ser una variable macroeconómica.
Como decíamos al principio, ambas disciplinas están interrelacionadas y son complementarias. Ahora bien, de ninguna forma se ven afectadas de la misma manera y esto conviene señalarlo.
Por ejemplo, la macroeconomía no tiene por qué verse afectada por lo que sucede a nivel micro. Dicho de otra forma, que una empresa quiebre puede ser irrelevante a niveles macro. Lo que sí es empezaría a resultar relevante a nivel macro es que la cantidad de empresas que quiebran sea mayor a lo habitual, pero ahí ya entraríamos en otro tipo de análisis. El resultado es que no es una disciplina aconsejable si lo que quieres es comprobar cómo tu empresa puede vender un producto "X" mejor que la competencia.
Lo mismo sucede a la inversa. Es cierto que un periodo de recesión (PIB negativo) suele afectar al entorno global, pero también es perfectamente posible que haya empresas a las que esto no les afecte o que, incluso, trabajen más a causa de ello.
En consecuencia, y aunque haya similitudes, es esencial señalar que los análisis no son necesariamente determinantes, ni en un sentido ni en otro.
El campo de aplicación de ambas disciplinas también es diferente y constituye otro de los elementos clave.
La microeconomía está más enfocada a políticas sectoriales. Por ejemplo, se ocupa de elementos como el medio ambiente, la regulación económica, la brecha salarial y la sostenibilidad, entre otras. Estas cuestiones han tomado protagonismo en los últimos años, de ahí que también tengan repercusiones macroeconómicas.
La macroeconomía se aplica, sobre todo, en políticas globales. De estas se pueden destacar la economía nacional o internacional. Cuando una institución quiere transmitir una información concreta sobre un país, toma datos globales.
Los estudios de ambas disciplinas, por lo general, se realizan por agentes distintos, aunque a veces pueden coincidir, sobre todo cuando una política sectorial se considera prioritaria.
Las variables de la microeconomía, por lo general, son importantes para empresarios, trabajadores y consumidores. Los gobiernos pueden interesarse también, pero, por lo general, lo hacen a pequeña escala. Por supuesto, el análisis de estas variables también es importante para otros colectivos como gerentes.
Por otra parte, las variables de la macroeconomía son objeto de interés de gobiernos y de instituciones internacionales financieras, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI).