Las bases biológicas de la conducta y el comportamiento humano tienen un papel crucial para entender por qué somos como somos. Un Bachelor de Psicología te proporcionará los conocimientos necesarios para comprender estas bases y saber cómo aplicarlas.
El comportamiento humano tiene una explicación multicausal, de ahí que sea fundamental conocer los principales ítems. Aunque se podrían hacer numerosas clasificaciones, consideramos que la siguiente es la más adecuada:
La disposición genética de un individuo puede influir en su respuesta ante determinados estímulos. Si bien en la mayoría de los casos sería una reducción determinista incorrecta, el background genético tiene su importancia.
El entorno social y cultural al que nos exponemos también influye. Nuestro origen social, las normas de nuestro grupo o, todavía más, la cosmovisión del momento, tienen su peso. No en vano, en algunos territorios determinadas actitudes son lícitas y en otros están penadas por ley. La psicología social tiene aquí un campo de estudio no menor.
Los factores psicológicos también tienen relación con la forma de actuar y, tangencialmente, con la genética. El carácter de una persona, en parte, puede tener un peso en sus decisiones y comportamiento.
Finalmente, los factores ambientales son también una parte a tener en cuenta. ¿De qué manera? Vivir en una ciudad o en el campo influye, como se está demostrando, en la forma de interactuar. No en vano, estar expuesto a más o menos gente influye en la psicología del comportamiento humano.
Lo cierto es que los condicionantes biológicos son varios y, dependiendo de la persona, uno u otro tendrá más peso. Aunque el organismo humano es una máquina casi perfecta, lo cierto es que no siempre funciona igual y, por ello, hay variaciones en función de cada individuo. Es ahí donde gana importancia la generalización como pauta en la conducta humana.
Hay que señalar, además, que suele existir una interrelación entre las diferentes vertientes. Los tres principales ejes biológicos que condicionan nuestras actitudes y comportamiento son el sistema nervioso, el sistema endocrino y la genética. También hay que recordar que hay evolución en los comportamientos a lo largo de la vida.
La configuración cerebral y el funcionamiento del sistema nervioso son elementos fundamentales para entender nuestras acciones. No en vano, los miles de millones de neuronas de nuestro cerebro accionan nuestros comportamientos, aunque luego puedan estar influidos por otros factores.
La disciplina encargada de estudiar los factores del sistema nervioso con nuestras acciones es la neurociencia. Eso sí, hay que tener en cuenta las diferencias entre el sistema nervioso infantil y adulto y los problemas que puedan aparecer por enfermedades.
Es indudable que las alteraciones o problemas que podamos tener influyen en el comportamiento. Ahora bien, la actuación del sistema nervioso es, fundamentalmente, adaptativa.
La gran diferencia del homo sapiens, con respecto a otras especies, está en esa capacidad de decisión racional. Por lo tanto, la arquitectura de nuestro cerebro influye, y lo hace decisivamente, en nuestras conductas y comportamiento.
Un elemento que influye, también, en el comportamiento humano, es el sistema endocrino.
Cuando hablamos de sistema endocrino, nos referimos al conjunto de glándulas que segregan hormonas, imprescindibles para la homeostasis.
El sistema endocrino funciona liberando hormonas, estimulando o inhibiendo procesos químicos, según las necesidades que tenga el organismo. Por esa razón, es tan importante que funcione correctamente.
La segregación de hormonas, de la que es responsable el sistema endocrino, también genera o predispone a determinadas actitudes. Es importante señalar que, en función de las hormonas que se segreguen, estos cambios serán más o menos permanentes.
Un ejemplo paradigmático es el de la libido. Otras conductas puntuales, generadas también por la secreción de hormonas, son la mayor o menor pasividad, generadas a su vez por las neuronas del cerebro. Las depresiones, o la predisposición a las mismas, tienen mucho que ver con estos mecanismos.
En definitiva, el sistema endocrino puede influir de muchas maneras en cómo nos comportamos. Esta es la razón por la que convendrá conocer su funcionamiento e interrelación con otras zonas del organismo.
La genética ya se ha sugerido, históricamente, como factor que determinaba conductas de padres e hijos. Sin embargo, es importante señalar que la socialización y la cultura tienen un peso decisivo.
Dicho esto, hay que señalar que el descubrimiento del genoma humano en 2000 ha permitido afinar los estudios. Hoy sí, se puede determinar que, al igual que en determinadas enfermedades, la herencia genética puede influir en los comportamientos.
Ahora bien, los estudios actuales van mucho más allá de la herencia genética, también denominada epigenética. Hoy se trata de comprobar también, sin más, qué genes pueden influir más o menos en determinadas actitudes o predisposiciones. Si las alteraciones genéticas influyen en las enfermedades, también lo hacen en nuestros comportamientos.
El estudio, pues, de la genética, tiene una importancia capital en todo lo relacionado con la conducta.
Los análisis deberían ser multidisciplinares para que sean efectivos. Esto es, que este grupo de factores deben estudiarse en conjunto para tener respuestas completas. Y entender, sobre todo, por qué actuamos como actuamos.
Por ejemplo, hay condicionantes genéticos que, a su vez, influirán en comportamientos del sistema nervioso y endocrino. Esto hace que un análisis por separado resulte poco útil y nada realista. Tomar en conjunto todas estas disciplinas permitirá entender mejor las pautas de conducta humanas. No ha de extrañar, pues, que en los estudios de Psicología se le dé una importancia creciente a esta cuestión.
Es importante señalar, sin embargo, que, aunque los condicionantes biológicos pesan, el factor ambiental también lo hace. Esto es, que dónde vivimos influye, y mucho. Otros elementos, como la procedencia social, también serán determinantes.
Los descubrimientos científicos de las últimas décadas han arrojado luz a cuestiones que, en el pasado, solo eran especulativas o intuitivas. Entender que, como especie, tenemos unos condicionantes biológicos al igual que otros mamíferos abre la puerta a una comprensión mejor en varios ámbitos.
El conocimiento de las bases biológicas de la conducta es vital para diversas ciencias. Es por ello que, en los estudios de psicología, pasa a ser una materia de estudio central.