Las soluciones perfectas serán difíciles de conseguir, debido no solo a las drásticas diferencias en el apoyo político y público a la energía sostenible en todo el mundo, sino a los amplios conocimientos necesarios para abordar los numerosos retos asociados al panorama energético mundial. Y aquí es donde entra en juego la energía sostenible y renovable.
Los términos de energía sostenible y renovable se utilizan a menudo indistintamente, incluso entre los veteranos del sector. Hay cierto solapamiento entre ambas, ya que muchas fuentes de energía sostenible son también renovables. Sin embargo, estos dos términos no significan exactamente lo mismo, algo que se puede aprender en un Bachelor de Ciencias Ambientales.
¿Cuál es la diferencia entonces entre energía sostenible y renovable?
Como decimos, existen notables diferencias entre ellas. Veámoslo un poco más en profundidad definiendo, en primer lugar, la energía renovable y en segundo, la sostenible.
¿Qué es la energía renovable?
La energía renovable es la que se obtiene a partir de recursos existentes que se mantienen o reponen de forma natural con el tiempo. Este tipo de energía es una solución mucho más duradera que las principales fuentes de energía actuales. A diferencia de los combustibles fósiles, las renovables son cada vez más rentables y su impacto en el medio ambiente es mucho menor. Al aprovechar la capacidad de la tierra para crecer y reciclar organismos, las fuentes de energía renovable podrán, en teoría, abastecer las necesidades energéticas del planeta de manera indefinida.
Al hablar de las diferencias entre energía sostenible y renovable, hay que mencionar que esta se define por el tiempo que se tarda en reponer el recurso energético primario, en comparación con el ritmo de utilización de la energía. Por eso los recursos tradicionales como el carbón y el petróleo, que tardan millones de años en formarse, no se consideran renovables. En cambio, la energía solar siempre puede reponerse, aunque las condiciones no sean siempre óptimas para maximizar la producción.
Según esta definición, algunos ejemplos de fuentes de energía renovables son los que se señalan a continuación:
- Biomasa: Materia orgánica que se quema o se convierte en forma líquida o gaseosa. La biomasa de los árboles era la principal fuente de energía en Estados Unidos antes de la adopción masiva de los combustibles fósiles. Los ejemplos modernos de biomasa incluyen el etanol y el biodiésel, que se denominan colectivamente biocombustibles.
- Geotérmica: Esta energía se produce gracias a la descomposición de partículas radiactivas que se encuentran en las profundidades de la tierra. La energía geotérmica puede utilizarse como fuente de calor directa o para generar electricidad.
- Energía hidráulica: Una de las fuentes de electricidad más antiguas, que requiere no solo grandes cantidades de agua sino también una formidable cantidad de fuerza.
- Energía solar: Una alternativa verde que goza de una gran popularidad, aunque la producción requiere una gran superficie y luz solar constante. Los parques solares deben combinarse con soluciones de almacenamiento para aprovechar el potencial del sol. Al igual que la energía geotérmica, la energía solar suele utilizarse como fuente de calor directa y generadora de electricidad.
- Eólica: Emplea turbinas para convertir la energía cinética del viento en energía mecánica, que luego se utiliza para realizar una tarea como moler la lluvia. Alternativamente, la energía mecánica puede girar a altas velocidades para producir electricidad.
¿Qué es la energía sostenible?
Es aquí donde se define, por sus propias características, la diferencia entre energía sostenible y renovable. Para ello, veamos algo más acerca de la sostenible.
La energía sostenible procede de recursos que pueden mantener el funcionamiento actual sin poner en peligro las necesidades energéticas o el clima de las generaciones futuras. Las fuentes más populares de energía sostenible, como la eólica, la solar y la hidroeléctrica, son también renovables.
El biocombustible es una forma única de energía renovable, ya que su consumo emite gases de efecto invernadero que afectan al clima, y el cultivo del producto vegetal original consume otros recursos medioambientales. Sin embargo, sigue siendo una parte importante de la revolución verde. El principal reto del biocombustible es encontrar la manera de maximizar la producción de energía y minimizar el impacto de la obtención de biomasa y la combustión del combustible.
Se trata de una opción prometedora pero llena de matices, y la respuesta no es tan sencilla como pasar de los llamados recursos "sucios" a los sostenibles. Además del enigma de la biomateria, no todas las soluciones sostenibles pueden utilizarse en todas las situaciones. Su eficiencia y/o eficacia depende de factores como el clima y la ubicación, y una vez generada, recogida y almacenada la energía, hay que distribuirla. Por ejemplo, el viento se produce por los cambios de temperatura del aire, que no son constantes en todo el planeta.
El debate entre energía sostenible y renovable
Los responsables de la energía sostenible y renovable no solo deben entender los matices de estos dos términos, sino también ser conscientes de cómo los utilizan en la legislación y en la toma de decisiones. El uso preciso del lenguaje no solo beneficiará a los consumidores, permitiéndoles comprender las implicaciones de sus elecciones energéticas, sino que también ayudará a garantizar políticas que reflejen con precisión sus objetivos.
Por ejemplo, un político que redacte un proyecto de ley verde utilizando únicamente el término "energía renovable" puede subvertir el efecto de su propia legislación al no tener en cuenta el posible impacto medioambiental de fuentes de energía como los biocombustibles.
Además, al utilizar estos términos adecuadamente, se pueden garantizar iniciativas que se ajusten a las necesidades del usuario, aumentando así las posibilidades de recibir el respaldo de la población.
La energía del mundo debe crecer con la madurez de la tecnología. Gracias a los cambios y avances tecnológicos se han producido muchas otras fuentes de energía alternativas que pueden aprovecharse mediante diversas técnicas modernas. Todavía queda mucho trabajo por hacer. Sin embargo, para hacer un buen uso de la energía sostenible y renovable, el primer paso es entender bien cuál es la diferencia que existe entre ellas.
Casi todo lo que hacemos a diario depende de la energía, para la calefacción, la alimentación de dispositivos, los sistemas de refrigeración, la cocina y mucho más. Como tal, hay un sinfín de fuentes de energía, la mayoría de las cuales se consideran insostenibles o no renovables. Estos dos términos, energía sostenible y renovable, se han utilizado durante mucho tiempo y han pintado una imagen que sugiere que son lo mismo, pero en realidad, no lo son.