El significado de la palabra render se puede abreviar en "representación", pero es algo más que eso. Los renders son representaciones gráficas digitales de productos, espacios o servicios, y ofrecen una visión realista y detallada sobre su aspecto final.
Como herramientas para los equipos de diseño, los renders y el proceso de renderizado puede ser muy complejo. Si quieres aprender todos los entresijos del diseño para producir diseños y renders espectaculares, en la Universitat Carlemany ofrecemos un Bachelor online en Diseño que te preparará para afrontar todos los retos de la industria.
A continuación, veremos las diferencias entre los tipos de renders:
Entre los dos tipos de renders existentes hay diferencias respecto a cómo se aborda el proceso de creación. Cada uno, además, tiene sus propias ventajas sobre el otro, y depende del proyecto en el que estemos trabajando puede resultar útil sopesarlas antes de tomar ninguna decisión.
Los renders en 2D son el producto de modificar un boceto ya existente al que se le añade color, textura y sombreado, generalmente en un programa de diseño. Esto no se hace necesariamente con el objetivo de que parezca lo más real posible, si no para añadir interés visual y separar los elementos. Los renders 2D trabajan con unas vistas concretas y no pueden modificarse.
La importancia de contar con un render en 2D en diseño de producto o de espacios, es su accesibilidad. Ayudan a desarrollar conceptos en las fases iniciales y pueden contener información crítica de diseño.
Hoy en día, esta definición no solo aplica a productos físicos. El renderizado 2D se usa mayoritariamente para visualizar diseños puramente digitales en una versión más depurada.
Los renders en 3D son el producto del modelado en tres dimensiones de un espacio o producto. Las posibilidades de añadir texturas, iluminación y materiales con renders 3D son infinitas. El resultado suele ser siempre mucho más realista que con los renders 2D.
Una de las principales ventajas de los renders en 3D es que se pueden generar tantas iteraciones, perspectivas y cambios en iluminación como queramos con solo unos clics.
Otra de sus grandes ventajas es que los renders en 3D son mucho más fáciles y rápidos de procesar, aunque el proceso de crear el modelado pueda parecer más difícil. Sin embargo, existen muchas bibliotecas de recursos a los que se puede acceder sin necesidad de modelar todo.
El diseño es una disciplina plural, y en cada una de sus variantes podemos encontrar distintos usos para los dos tipos de renderizado mencionados. Veamos algunos casos de uso:
El diseño gráfico es una de las disciplinas más creativas y competitivas del diseño, y en la que los renders se usan constantemente para exprimir conceptos y conseguir que llamen la atención sobre otros.
Uno de los usos más interesantes de los renders para diseño gráfico es para la creación de mockups. Seguro que alguna vez has visto a artistas o diseñadores presentar sus diseños con esta técnica.
En este caso se trata de un renderizado en 2D, ya que el diseño se aplica sobre una imagen existente. Esta puede ser fruto de un modelado 3D o una fotografía.
En muchos espacios de creación de merchandising se ofrecen aplicar los diseños sobre un mockup. De esta forma, tanto artistas, diseñadores y clientes potenciales pueden ver algo parecido al resultado final. Esta técnica permite prever errores y hacer cambios antes de la fase de producción.
El diseño de producto es aquel que se centra en diseñar objetos funcionales con los que las personas interactuamos. Las personas que se dedican al diseño de producto deben tener conocimientos tanto creativos como técnicos.
Dentro del diseño de producto también entraría el diseño UX, con la diferencia de que este se centra mayormente en el producto digital.
En diseño de producto se usan mucho tanto los renders en 2D como los renders en 3D, aunque con objetivos distintos.
Los renders en 2D sirven a nivel interno en el proceso de creación, en especial para desarrollar conceptos. Como comentábamos antes, los renders 2D permiten tener una visión rápida de las medidas críticas y aspectos técnicos que en 3D no son tan cómodos de visualizar.
Usar los renders en 3D es siempre primordial cuando salimos de ese proceso creativo y tenemos que vender ese concepto que hemos desarrollado. Es muy importante contar con este tipo de renders para una presentación, porque permiten ofrecer una visión muy consistente de cómo será el producto final en todos sus ángulos.
En este caso, el render en 3D también nos permite abaratar costes. Y es que, con un buen modelado, las iteraciones físicas no son necesarias en las fases iniciales de la creación.
Seguro que alguna vez has visto alguna imagen de una habitación increíble situada en medio de una montaña o de un acantilado, y has dudado acerca de su existencia real.
Y es que el diseño de espacios se explica a sí mismo: se trata de diseñar espacios habitables y/o transitables que respondan a las necesidades de sus usuarios, así como a las características físicas del espacio que se ocupa.
En el diseño de espacios, el interiorismo y la arquitectura son muy populares los renders en 3D y 2D. Permiten ver la armonía de las texturas, los materiales y los colores en el espacio, así como la influencia que la luz tiene en ellas, verlo desde distintas perspectivas y un largo etcétera.
Los acabados en un renderizado en 3D hiperrealista nos convencen porque sentimos que ese espacio es tangible. Es una forma muy efectiva de presentar diseños, en especial cuando tratamos directamente con clientes y los espacios que habitarán una vez diseñados.
Ahora que ya hemos cubierto todos los puntos, podemos coincidir en que los renders son herramientas muy poderosas, no importa en qué tipo de diseño nos especialicemos.