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Cultura organizacional: cómo construirla y mantenerla

19 de febrero de 2025universitat carlemanyAdministración de empresaActualización : 19 de febrero de 2025
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La cultura organizacional podría definirse como una guía de referencia para todas las personas que forman parte de una empresa. Incluye aspectos tan importantes como su misión, los valores o las normas a seguir. No solo determina el comportamiento o las acciones de su personal y las relaciones que mantienen con los clientes y proveedores, sino que es fundamental para su éxito a largo plazo.
cultura organizacional

En este artículo vamos a ver en qué consiste y su relevancia, y cómo se puede construir y mantener en el tiempo, pero teniendo en cuenta que la cultura empresarial no es estática, sino que evoluciona. Esta es una de las temáticas que se estudian dentro de nuestro Bachelor en Administración de Empresas. Este programa abarca todos los fundamentos de la gestión organizacional; con materias que van desde la comunicación empresarial y profesional a la gestión de las operaciones, el marketing o las finanzas. 

¿Qué es la cultura organizacional?

La cultura organizacional o cultura corporativa es el conjunto de valores, normas, creencias y comportamientos que deben compartir todas las personas que están dentro de una empresa. Aunque puede estar reflejada en los manuales para los empleados o en las políticas internas, incluye también otros aspectos que no necesariamente están definidos por escrito. 

Abarca aspectos como la forma en que las personas se comunican, las decisiones que se toman, el trato entre la propia plantilla, la gestión del tiempo, la flexibilidad o la capacidad de la empresa para adaptarse a los cambios que vayan teniendo lugar. 

Por otra parte, la cultura de empresa también se encarga de establecer expectativas sobre aquello que se considera aceptable o válido en las interacciones del día a día. Mientras que en algunas empresas, se va desarrollando de manera natural y se va ajustando al crecimiento gradual del negocio, en otras son las personas que lideran este último quienes se encargan de modelarla o de ejercer una influencia sobre ella para fomentar determinados valores y comportamientos. Ambos tendrán que ir alineados con la misión y la visión de la empresa. 

¿Para qué sirve y por qué es tan importante?

La cultura organizacional va más allá de ser una hoja de ruta para una buena convivencia en la empresa. Y es que tiene implicaciones sobre el rendimiento general de esta. En primer lugar, porque la cultura ayuda a la plantilla a comprender mejor el rol que tienen, sus responsabilidades y las expectativas que hay para con ellos. Además de facilitar el sentimiento de pertenencia, se mejora la unidad del equipo y se facilita la eficacia en la toma de decisiones. 

En segundo lugar, la cultura sirve de base frente a la innovación y el cambio, que son dos aspectos de enorme relevancia en la actualidad, debido a los avances constantes en tecnología. Y tercero, con una buena cultura organizacional, aumenta la capacidad de la empresa para atraer y retener talento. 

En la actualidad, las nuevas generaciones buscan organizaciones con valores y principios que se ajusten a los suyos. Si la cultura está bien definida y los empleados son partícipes de ella, se facilita la conexión emocional con estos y su fidelidad a la empresa. Además, es un factor determinante para la satisfacción laboral, que se traduce en un mayor compromiso, una productividad más alta y, finalmente, una rotación de personal más baja. 

Cómo construir una cultura organizacional y mantenerla

Saber qué es la cultura organizacional de una empresa no es suficiente. Es necesario saber cómo se construye y, lo que es casi más importante, cómo se mantiene a largo plazo. Debe tener un enfoque estratégico e ir alineada con los objetivos empresariales. Por eso, son los líderes quienes definirán los valores y luego los integrarán en las políticas y en las prácticas diarias. Pero siempre con la participación activa de los empleados, que deben conocer y adoptar estos valores en su trabajo. 

Si lo vemos en pasos concretos, para construir y mantener una cultura organizacional, debemos hacer lo siguiente:

Definir los valores y misión de la empresa


El primer paso es establecer cuáles son los principios o valores que guiarán a la organización. Deben ser específicos y realistas, e ir acorde con la misión y visión de la empresa, puesto que son el marco de referencia para las decisiones estratégicas y operativas.

Comunicar la cultura organizacional de forma efectiva

Pero definir no basta, para que la plantilla sea consciente de su existencia, se deben comunicar de forma clara. Por ejemplo, se pueden organizar sesiones formativas, crear manuales de políticas internas, campañas de comunicación interna y reuniones periódicas. El objetivo en este punto es asegurarse de que todas las personas comprenden y comparten la visión de la empresa.

Liderar con el ejemplo

Quienes lideran los equipos son las personas responsables de fomentar y mantener la cultura organizacional. Su comportamiento debe reflejar los valores de la empresa, ya que sirven como modelo a seguir para los empleados. Por tanto, debe haber coherencia entre las acciones de los líderes y los valores declarados. De esta manera, se transmite confianza y credibilidad por parte de la organización.

Fomentar la participación y el sentido de pertenencia

Para facilitar la adopción de la cultura por parte de los empleados, estos deben sentirse involucrados. Por tanto, se pueden realizar encuestas, reuniones de retroalimentación y ofrecer espacios donde puedan expresar sus ideas y preocupaciones. Cuanto más comprometidos se sientan los empleados con la cultura organizacional, más probable será que la adopten y la promuevan.

Reconocer y recompensar comportamientos alineados con los valores

Cuando la plantilla se muestra comprometida con la cultura organizacional, es importante recompensarles por ello. Esta forma de actuar se basa en el refuerzo positivo; es decir, que se premian las actitudes positivas para motivarles y fomentar su continuación. 

Mantener una comunicación abierta y bidireccional

La comunicación es un pilar en cualquier tipo de relación. En el caso de la cultura, se deberán crear canales donde los empleados puedan expresar sus preocupaciones y dudas, proponer ideas y recibir retroalimentación. Es una vía eficaz para crear un ambiente de confianza y colaboración. Al mismo tiempo, asegura que se comprenden y adoptan las políticas y valores en todos los niveles.

Evaluar y ajustar la cultura organizacional

Como decíamos, la cultura no es estática, sino que evoluciona. Se tiene que adaptar tanto a los cambios en el entorno empresarial y a las necesidades internas. Algunas acciones serían las evaluaciones periódicas, como encuestas de clima laboral, y un análisis de los resultados para identificar áreas de mejora. Además de contribuir al éxito, está relacionado con la sostenibilidad de las empresas

Invertir en desarrollo personal y profesional

Otra forma de fortalecer la cultura organizacional y mantenerla en el tiempo es apostar por la formación y el crecimiento personal y profesional de la plantilla. Por ejemplo, programas de capacitación, mentorías y planes de desarrollo, que les ayuden a alcanzar su potencial y que refuercen su compromiso con la empresa.

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