El desarrollo de innovación en el diseño es fundamental para lograr resultados diferentes a todos los competidores. De hecho, las empresas que lo hacen, esas que emplean el design thinking, se distinguen de las demás, ya que están apostando por el rediseño continuo de su negocio, y eso las hace no solo más innovadoras, sino mucho más eficientes. Las empresas son muy conscientes de ello, y por ello, buscan profesionales que sean capaces de hacer undiseño con altas dosis de innovación. Un Bachelor Online en Diseño proporciona la formación necesaria.
El diseño es uno de los elementos más importantes a la hora de innovar, y ambos conceptos, como se ha indicado, están íntimamente relacionados. En el momento en el que se introduce un enfoque basado en la innovación en el proceso de diseño se está en condiciones de crear soluciones mucho más adecuadas para los clientes.
La idea de tener procesos creativos que se enfocan en el desarrollo de innovación en el diseño no es nuevo, pero sí es una gran oportunidad para conectar un concepto con la realidad. El motivo es que el mercado actual es muy complejo y requiere volver a repensar los procesos tradicionales.
Los avances que se han producido en el diseño han hecho que haya nuevas oportunidades, pero también hace necesario el modificar la forma en la que se diseña.
A pesar de que el diseño e innovación es lo que nos hace ser mejores y nos permite avanzar, no ocurre por casualidad.
El desarrollo de innovación en el diseño es uno de los catalizadores más potentes. Es capaz de llevar una idea desde una simple concepción, un concepto, hasta algo que es tangible, y nos referimos, por supuesto al diseño gráfico. El diseño proporciona un enfoque y una estructura, y el desarrollo de la innovación en este campo lo lleva a cotas mucho más altas.
Es fácil afirmar que el diseño y la innovación están unidos, y por ello, este artículo hablará de cómo influye el desarrollo de la innovación en el diseño.
Es posible afirmar que la innovación en el diseño se puede implementar de diferentes maneras. Para ello, conviene seguir esta metodología que pueden dirigir un design manager:
El descubrimiento de lo que necesita el usuario. No hay que olvidar en un momento que una pieza de diseño es un mensaje que la marca envía a su usuario. Es importante saber cuáles son las necesidades de este, y cómo quiere que la empresa se dirija a ellos.
Una vez la idea esté clara, es el momento de buscar una forma nueva de llegar a él, sin que deje de estar alineada con sus necesidades.
Una vez ya se disponga de la idea o el concepto con el que se piensa trabajar, es el momento de realizar un análisis mucho más profundo y de encontrar todos aquellos patrones e ideas que puedan ser útiles para su replanteamiento. No es buena idea hacer suposiciones.
Pensar dos o tres veces un concepto es útil, porque puede dar lugar a novedades o mejoras. Por eso, no está de más partir de esa premisa.
La creatividad requiere tiempo, encontrar la idea perfecta y la manera de hacerla tangible. Por ello es fundamental dejar que la mente trabaje y hacer las cosas de forma distinta, dejando que influyan en el proceso creativo distintos estímulos y dejando que las ideas crezcan. Esto es fundamental para el desarrollo de innovación en el diseño.
La disrupción no es solo tecnológica, sino creativa. Y un diseño creativo, que responda a las exigencias de la sociedad en un determinado momento, puede ayudar, y mucho.
Cuando la idea ya está es el momento de dejar que siga su camino y crezca, que se haga real. Para ello, el equipo debe discutir cualquier concepto que surja.
En este sentido, se tiene que marcar un desarrollo de la idea y, para ello, quizás sea el momento de crear un prototipo.
Es muy posible que cuando se tiene ya un material con el que se está trabajando se caiga en el error de no depurarlas. Es fundamental volver atrás y analizarlas para ver si se pueden mejorar. Es aquí donde el desarrollo de innovación en diseño es fundamental para que el resultado sea el adecuado.
Es bueno intercambiar impresiones. No en vano, de esta manera, se pueden localizar puntos ciegos y así mejorar. Esta es la idea principal.
Un proceso de diseño óptimo es el que permite que el equipo se enfoque en la productividad y resolver el problema que plantea el cliente. No obstante, la complejidad que presentan los proyectos ha obligado al sector del diseño a crear procesos complejos para conseguirlo, mientras que lo que deberían hacer es alinearse de forma más amplia con las necesidades de esos proyectos.
Sin innovación en el diseño y la dificultad que entrañan las tareas que hay que desarrollar, inevitablemente se producirá una drástica reducción de la calidad del trabajo al no poder transmitir el mensaje que pretendemos enviar.
Es necesario volver a alinear los métodos que empleamos para que faciliten el trabajo y eliminen barreras, para crear soluciones que se centren en el cliente y para que este partícipe directamente en el proceso de diseño.