Es una manera de trabajar que realizan los diseñadores de productos y supone un gran avance para las empresas gracias a los beneficios que tiene. En la Universitat Carlemany podrás cursar nuestro Bachelor online de diseño, donde profundizarás acerca del design thinking y su eficacia.
Se trata de un método de trabajo que se ha convertido en una herramienta imprescindible dentro de las empresas y que podemos dividir en distintas fases. El éxito de esta metodología consiste en un enfoque que se centra en fomentar en las organizaciones la innovación en los procesos de diseño de manera exitosa y eficaz. Con su aplicación, se plasman beneficios en cuanto al diseño de soluciones y consiguiendo que las empresas tengan mejores resultados.
Nos permite desarrollar una innovación centrada en las personas, dando las perspectivas necesarias para valorar los retos, detectar cualquier necesidad y encontrar soluciones a la misma. Su punto fuerte es combinar la sensibilidad del diseñador y la resolución de problemas. Su objetivo es satisfacer las necesidades de los usuarios de una forma factible y viable a nivel comercial.
Con esta metodología, se evidencia que las personas somos seres creativos.
El design thinking, en el mundo del diseño, se define como un proceso creativo para la resolución compleja de problemas de diseño, y se basa en tres cualidades básicas para llevarlo a cabo. En primer lugar, se basa en un usuario final, es posibilista y es interactivo.
Por otro lado, el design thinking aplicado al diseño, nos permiten trabajar el proceso en 4 etapas fundamentales, que se configuran a partir de comprender:
Se refiere a la etapa de investigación, la extracción de insights, identificar los problemas de diseño, y definir las primeras ideas para darle solución.
Se trata de desarrollar la idea, a partir de aplicar distintos métodos de conceptualización, brainstorming.
Se trata de testear respuestas, desarrollar prototipos rápidos, y hacer una primera evaluación del producto, y si fuese necesario retomar las etapas anteriores para mejorar el resultado del diseño, al ser una metodología interactiva nos permite retomar y corregir cualquier aspecto de las fases anteriores.
¿que funciona…? esta fase nos permite hacer una mayor evaluación del resultado del diseño, que aprendemos y consideramos que se puede mejorar y que solución hemos dado al problema para la salida al mercado del nuevo producto diseñado.
Esta técnica funciona siguiendo un proceso donde se evidencian 5 características esenciales:
Generar empatía. Hay que conocer y entender cuáles son las necesidades, problemas y deseos de los usuarios inmersos en la solución que buscamos. Sea como fuere, siempre implica la interacción con las personas y la clave es satisfacer las necesidades para obtener el éxito.
Trabajo en equipo. Valora la capacidad del individuo para dar ideas y su propia visión.
Crear prototipos. Postula que cualquier idea tiene que ser validada antes de tomarse como correcta. El design thinking evidencia los fallos para que demos las soluciones correctas y solucionarlos.
Disfrutar el proceso. Empleando una atmósfera de disfrute que ayude a crear un estado mental que mejore nuestro potencial.
Técnicas visuales y plásticas. En el proceso se crean técnicas con importante contenido plástico y visual para lograr trabajar de manera creativa y analítica para conseguir resultados innovadores y factibles.
Podemos encontrar varias formas de desarrollar esta metodología, ya que es un proceso iterativo que busca el objetivo concreto de perfeccionar la solución idónea al problema. Es trabajar en puntos de mejora, evaluar el resultado y volver a comenzar el proceso.
No siempre se han de seguir las fases tal y como lo contamos aquí. Algunos grupos de trabajo cambian o eliminan algunas etapas en función de las necesidades que tengan los proyectos o generar pasos en paralelo, por ejemplo.
En otras palabras, es adaptar la metodología en la forma que mejor funcione para nuestro proyecto. Por ejemplo, esto lleva a poder centrarnos en un diseño gráfico más sostenible, sobre todo si queremos centrarnos en el aspecto más plástico y creativo. A continuación, te contamos cada una de las 5 fases del design thinking:
En esta primera base, se persigue investigar y comprender cuál es el problema que necesita solución. La clave es tanto empatizar como escuchar. Cuando somos capaces de centrar la atención en las necesidades de los demás, podemos lograr soluciones innovadoras que pueden ser impactantes para sus vidas.
Una idea bastante buena es que las personas destinatarias de la solución formen parte del proyecto creativo, sobre todo durante la primera y la última fase.
Con todo esto se mejora la empatía y se logra que la innovación no tenga límites. Las personas son parte del proceso y acogen de buena gana las soluciones propuestas.
Consiste en la focalización del problema. Analizar y observar toda la información recopilada durante la primera fase para enunciar un problema y empezar a esclarecer los posibles objetivos.
Si los usuarios que se beneficien de la solución no pertenecen al proyecto, es mejor crear perfiles de los mismos, describir sus comportamientos y, de esta manera, humanizar lo mejor posible el proceso.
Consiste en la creación de tantas ideas como se pueda. Con ello logramos tener una amplia variedad de opciones entre las que elegir. Utilizar toda nuestra creatividad y capacidad de innovación será nuestra mejor baza para alcanzar alternativas y soluciones novedosas a problemas habituales.
Algunas de las técnicas más empleadas en esta fase son el brainstorming o las notas adhesivas para ir añadiendo ideas, ya sea de forma digital o en papel.
O lo que es lo mismo, dar forma a las ideas. Los prototipos suponen un paso intermedio antes de llevar a la solución definitiva. Para ello, podemos experimentar con ideas, construirlas, comunicar o identificar diferentes opciones. En esta fase no buscamos validar, sino experimentar de una forma eficiente.
Con esto queremos comprobar si funcionan o no las soluciones. Así, lo esencial es la puesta en escena y crear experiencias en el contexto donde van a ser aplicadas las soluciones. Esto permite entender cuál es la solución propuesta.
Podemos pedir opinión tanto al equipo de trabajo como a los usuarios beneficiarios. Esto puede darnos una información esencial para mejorar la solución o darle, incluso, un nuevo enfoque.
En esta fase podemos realizar entrevistas o test para evaluar si la solución escogida es la mejor. También podemos representar una dinámica de equipo o grupo como el focus group.
Podemos encontrar miles de ejemplos de design thinking. El pensamiento creativo se ha usado para producir situaciones novedosas y, aunque en sus inicios se centraba en el producto, los diseñadores han concluido que también el papel del usuario es importante. Esto nos lleva a que el design thinking tiene dos claves esenciales:
La innovación centrada en las personas o usuarios.
El uso de la tecnología para dar soluciones creativas a retos como es el diseño en el desarrollo sostenible, por ejemplo.
A continuación, contamos ejemplos de marcas reconocidas para dar comprender el design thinking:
Nike. Centra la atención en su público como en su equipo de trabajo. Al lanzar un producto, da respuesta a las necesidades de sus compradores mezclando diseño e innovación.
Apple. Como decía Steve Jobs, ser un emprendedor no es invertir dinero o conseguir fama, sino tener capacidad para resolver problemas sociales y crear oportunidades donde la gente ve problemas. De esta forma, unen tecnología, diseño y sencillez a todos sus productos.
Ikea. Esta compañía ha apostado por la sostenibilidad y poner en el centro de atención las necesidades de los clientes.
Como puedes ver, el design thinking es una metodología donde la empatía y la creatividad son los puntos esenciales para producir productos y satisfacer las necesidades de los usuarios.