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Todos hemos oído hablar en algún momento de las energías renovables y no renovables, pero realmente, ¿se sabe en qué se diferencian unas de otras? A continuación, detallamos los principales rasgos distintivos de una y otra energía.
En un Bachelor en Ciencias Ambientales, se tratan estos temas con mayor profundidad. Aquí encontrarás una información general básica:
Existen varios tipos de recursos naturales dentro de la energía renovable: energía eólica, hidráulica, solar, combustible de biomasa y geotérmica. Además, sabiendo la importancia que tiene este tipo de energía, hay una investigación constante para encontrar otras fuentes alternativas a las energías no renovables. En estas últimas se encuentran los combustibles como el carbón, el petróleo o la energía nuclear procedente del uranio.
Aunque existen diferencias, que se verán luego, también hay similitudes entre estas formas de conseguir la energía que consumen las personas. Principalmente, en este sentido se pueden señalar dos características similares entre las energías renovables y no renovables: que ambas se encuentran en la naturaleza y que son muy valiosas.
Si hay una diferencia elemental entre las energías renovables y no renovables, esa es la siguiente: la no renovable se obtiene a partir de restos antiguos y fosilizados de plantas y animales que vivieron en la tierra hace mucho tiempo. Además, se necesita una gran cantidad de tiempo para que estos recursos se creen y se repongan de forma natural.
Sin embargo, las energías que sí son renovables se reponen mucho más rápido. En lo que se refiere al periodo de tiempo, es posible comparar de la siguiente forma: el petróleo, por ejemplo, tarda entre decenas y cientos de millones de años en formarse. La energía eólica, la energía solar o la mayoría de los otros tipos de energía sostenible que hemos mencionado son de creación instantánea. El viento y el sol siempre aparecen, y cada vez que esto ocurra, se estarán generando recursos energéticos sostenibles.
Cuando se queman carbón, gas natural y petróleo para producir energía, emiten gases que atrapan el calor, como el dióxido de carbono. Este proceso es uno de los causantes del cambio climático.
Además, los combustibles fósiles son materiales que contienen hidrocarburos, como el carbón o el gas, que se encuentran en la corteza terrestre y se forman en el pasado geológico a partir de los restos de organismos vivos. Por eso a veces hablamos de energías sucias o contaminantes. Estas fuentes de energía representan la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Si las emisiones continúan sin restricciones, la atmósfera podría calentarse hasta 2.7 grados Fahrenheit por encima de los niveles preindustriales en el año 2040, según el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, un grupo de científicos internacionales habilitados por las Naciones Unidas para asesoramiento.
Los científicos afirman que este aumento de la temperatura amenazaría la vida en el planeta de muchas formas, incluida la presencia de grave escasez de agua. Habría más contaminación del aire, crecidas del nivel del mar, pérdida de hábitats naturales para muchas especies, más olas de calor, se derretirían los casquetes polares y desaparecerían los arrecifes de coral de todo el mundo.