El diseño de base de datos es fundamental si lo que quieres es realizar una analítica racional y eficiente. Esta es la razón por la que los estudios en Ciencia de Datos proporcionen información.
Las bases de datos tienen, por definición, un diseño. Y cuando hablamos de diseño conceptual de las bases de datos, nos referimos al proceso de modelar los distintos conjuntos de datos y decidir qué vamos a hacer con ellos.
Así, una base de datos sin diseño es un conjunto de información anárquico y caótico. Por lo tanto, no ha de extrañar que a esta realidad se le quiera dar un orden. Además, esto se ha convertido en más importante, si cabe, en tiempos de Big Data. Hoy la gestión de datos se convierte en un asunto clave. Esto servirá para que el uso de una base consiga mejores resultados; no en vano, lo que se cotiza es que el conocimiento sea valorizable.
Es importante, también, que recuerdes que el diseño de base de datos requiere de un proceso previo. Y, si quieres que tenga éxito, ha de ser un esfuerzo sistemático. Vale la pena que lo tengas en cuenta porque, si no se cumplen estas premisas, es mucho más difícil que el uso sea funcional y eficiente.
Por ese motivo, es conveniente que te hagas algunas preguntas clave que te van a ayudar: ¿qué ha de plantearse en el diseño lógico de las bases de datos? ¿Por qué es tan importante el diseño de las bases de datos? ¿Cuál es un buen diseño de datos? Aquí lo explicamos mejor:
El Diseño conceptual de tu Base de Datos ha de seguir una serie de fases, y es importante que las tengas en cuenta. Sigue estos pasos en el diseño y análisis de Base de datos:
La primera fase, obvia, es la de la recopilación y análisis de requisitos. Aquí hay que valorar cuestiones como los datos que recopilaremos, la información de los mismos y los usuarios que van a acceder. Esta definición es básica porque, si se trabaja con una premisa errónea, habrá un problema importante.
Para ello, lo que recomendamos es seguir una metodología clara y previa. Existen distintos enfoques, pero para el diseño de base de datos, hay que trabajar con coherencia.
La segunda fase que se plantea es la de diseño conceptual. En este caso, lo que se tiene en cuenta son las entidades, sus atributos y las relaciones entre estos. Por lo general, lo que se hace es dibujar la estructura para que haya una idea aproximada. De hecho, este primer boceto va a servir para que puedas planificar lo que quieres hacer y plasmarlo.
Por otra parte, es fundamental elegir un buen sistema de gestión de bases de datos. Y lo cierto es que existen varias posibilidades. Destacamos que los más importantes son Microsoft SQL Server, MySQL, Oracle o PostGreSQL. Eso sí, tendrás que elegir el gestor que mejor se adapte a lo que necesitas. Por lo tanto, es conveniente que compares en función de la empresa u organización, tanto por sector como por dimensiones o personal.
La siguiente fase es la de diseño lógico, donde se elabora la estructura de la tabla. En este caso, lo que se hará es plantearse las distintas tablas con sus filas, columnas y relaciones entre sí. Este es el esqueleto de lo que plasmarás en la práctica. Y, una vez que se tenga el diseño lógico, habrá que preocuparse de decidir el código que se va a utilizar, es decir, el diseño físico.
Finalmente, la implementación es la creación de los archivos para la base de datos. Esta es la última fase con la que ejecutarás la base de datos.
Un buen diseño de tu base de datos es fundamental porque aporta varias ventajas. Las más importantes son las siguientes:
Es evidente que, cuanto más funcional sea el diseño, más fácil será que se agilice el procesamiento de los datos. Y esto es tiempo que se gana.
El ahorro de espacio es más sencillo, puesto que con un diseño de datos optimizado se elimina la duplicación, lo que siempre emplea espacio. Al final, se trata de utilizar los recursos disponibles lo mejor posible.
Cuando el diseño de datos es óptimo, se evitan pérdidas de datos y, sobre todo, se gana en precisión. Esta ya es una razón para darle importancia a esta cuestión.
Estos aspectos son muy útiles, porque servirán para marcar la diferencia. En consecuencia, que el diseño sea el idóneo va a aportar un valor añadido que no debes desdeñar.
El buen diseño de una base de datos es el que cumple una serie de puntos. Así, los aspectos más interesantes que hay que señalar son los siguientes:
Lo primero, es que la distribución sea en tablas temáticas. El objetivo, en este caso, es que se elimine la redundancia o repetición de datos, que es uno de los aspectos más problemáticos. Así, además, es más fácil hacer revisiones.
Por supuesto, la información ha de ser de buena calidad. Y esto implica que la captación de datos sea la correcta, para que se puedan trasladar a la tabla. Para eso, tienes que comprobar que los datos se ajustan a lo diseñado anteriormente. Con un buen diseño de parámetros y recopilación, no debería haber problema.
En tercer lugar, es importante que haya un feedback de datos de calidad. Lo que se impone, en estos casos, es que se realicen sobre la marcha los cambios que sean procedentes. Y no es un secreto que, para ello, disponer de datos adaptados a lo que necesitas es fundamental. De lo contrario, el trabajo se malogrará.
Por otro lado, una buena base de datos es aquella que satisface puntualmente las demandas de informes e información. Y, por supuesto, ha de funcionar con plena compatibilidad con los operadores de la base de datos.
El diseño de base de datos es imprescindible para que consigas unos buenos resultados en tu analítica. Y ni que decir tiene que, como principio general, hay que saber cómo elaborar el diseño para evitar problemas futuros; se ahorra tiempo y dinero. Por lo tanto, te conviene conocer en qué consiste esta disciplina, y lo que te puede aportar; con unos estudios de Bachelor es posible.