Uno de los mejores ejemplos para ilustrar este cambio es el diseño de producto. Es un área profesional que gana cada vez más adeptos, y que ofrece un abanico inmenso de posibilidades y crecimiento laboral.
A continuación, analizamos todas las cualidades de este ámbito de trabajo que sigue en fase de ascenso.
El diseño de producto es un segmento profesional que se puede aplicar a múltiples industrias y sectores. Sin embargo, en todos los casos tiene algo en común. Es el proceso en el cual se concibe y se crea un determinado producto o servicio que resuelve las necesidades de tu público objetivo. Es, por tanto, el elemento central de la primera fase de producción o ejecución. En torno a ello gira toda la cadena posterior.
Ahora bien, tal y como decíamos, el diseño de producto no deja de ser un concepto muy genérico que tiene cabida en múltiples sectores. Desde la industria hasta el turismo, pasando por el comercio o el marketing, entre muchos otros. La clave reside en saber entender las necesidades de cada sector y de cada cliente, y aplicar los conocimientos técnicos y creativos en cada propuesta.
La línea que separaba el mundo físico del digital en el diseño es cada vez más fina. De hecho, el propio término “diseño de producto” lleva implícito, hoy en día, el desarrollo digital. En algunos sectores se combina más con la parte física, mientras que en otros se ejecuta por completo en formato virtual. El diseño de producto y la comunicación gráfica, el diseño gráfico son conceptos indisociables uno del otro; para crear productos es necesario contar con habilidades de diseño gráfico que permitan visualizar aquello que se quiere crear.
Hay que tener en cuenta que los productos o servicios que se diseñan constituyen los principales activos para las empresas. Por ello, el diseño de producto es una fase crucial en la que suelen intervenir distintas áreas de las compañías. Los diseñadores deben captar las necesidades y la esencia de cada una de ellas.
En lo que respecta a los tipos de diseños de producto que hay, cabe destacar que existen tantos como tipos de clientes haya, puesto que cada uno tiene unas necesidades diferentes. Estos son algunos de los más habituales:
Diseño industrial. El diseño de productos industriales suele tener un componente tecnológico más elevado que el diseño de otro tipo de productos. Y, en determinadas áreas industriales, requiere aptitudes más técnicas. Sin embargo, es una variante del diseño digital con múltiples salidas profesionales, y que permite diseñar prototipos de productos industriales en numerosos sectores.
Diseño digital publicitario. La creación de anuncios, spots, cuñas, carteles o cualquier otro diseño de carácter publicitario es una de las ramas más atractivas del diseño de producto. Se centra en el aspecto más emocional del mismo, y está muy relacionado con la estrategia de marketing de la compañía.
Diseño comercial. Este tipo de diseño es bastante similar al diseño publicitario, pero con un enfoque de venta mucho más directo. El objetivo de los diseñadores de productos comerciales es plasmar de forma atractiva todos los beneficios de los productos o servicios que se vendan en cada empresa. Además, este tipo de diseño tiene una vertiente más omnicanal, puesto que se traslada a todas las plataformas digitales donde la empresa tenga presencia, como la página web o sus perfiles de redes sociales.
Tal y como hemos referido anteriormente, el diseño de producto es una fase fundamental para cualquier compañía, porque es la etapa en la que se crea lo que será el músculo fundamental de la misma, sus productos o servicios. Por lo tanto, requiere la implicación de todas las áreas de la empresa que toman las decisiones estratégicas principales del negocio. Pero, ¿cuáles son las etapas que hay en la fase de diseño de producto?
Lo más importante antes de diseñar un producto es tener clara la idea que se quiere comercializar y a la que se quiere dar forma. Y no solo eso, sino que es clave definir cómo se va a diferenciar esa idea de la competencia, para lo que se requiere una cierta investigación de mercado en esta fase. El objetivo es detectar qué punto diferencial puede hacer que el producto que se va a diseñar sobresalga con respecto a los productos ya existentes en empresas competidoras, y siempre teniendo en cuenta aspectos como la sostenibilidad en el diseño.
Una vez se ha definido la idea y los aspectos diferenciadores de la misma, es importante planificar el diseño de producto. Es decir, anticipar cuál será la fase de pruebas iniciales, el plazo de tiempo estimado para decidir el diseño definitivo y, posteriormente, planificar las etapas para terminar el diseño final.
En base a la planificación previa realizada, llegamos a la fase de ejecución y desarrollo del diseño. En este momento es cuando se empieza a dar forma al producto final, se realizan todas las pruebas de usabilidad y experiencia necesarias y se plasman visualmente las características específicas que tendrá cada producto. Una vez se termine el propio diseño de producto, es importante que las principales áreas de la empresa lo validen, antes de pasar a la creación del prototipo (en caso de que haya prototipos) o de lanzar a la venta el producto final.
Cuando el producto ya haya salido a la venta, conviene mantener la atención e identificar posibles errores que deban subsanarse. En esta última fase, los profesionales del diseño van perfilando los pequeños detalles que haya que ajustar, y comprobar el grado de aceptación que tiene por parte del público objetivo.
La formación en diseño de producto pasa, inevitablemente, por la formación en diseño gráfico online. En la Universitat Carlemany ayudamos a nuestros alumnos y alumnas a adquirir las aptitudes necesarias que les permitan desarrollarse como diseñadores de producto, en la especialización que decidan. Durante este Bachelor en Diseño, les enseñamos las principales herramientas de diseño de producto y les proporcionamos los conocimientos que les ayudarán a entender las necesidades de cada cliente. ¡Empieza ya a construir tu futuro!