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¿Cómo estudia la Edafología la composición del suelo?

30 de mayo de 2024UNIVERSITAT CARLEMANYCiencias Ambientales
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La Edafología podríamos encuadrarla dentro de las ciencias ambientales. Son las disciplinas que se encargan de describir e investigar los diversos factores y características que señalan cómo es nuestro planeta, su evolución, composición y estructura.
¿Cómo estudia la Edafología la composición del suelo?

La importancia del estudio de la geociencia reside en la planificación y optimización de los recursos o la prevención de fenómenos naturales. Algunas de sus disciplinas más conocidas son la climatología, la oceanología, la geoquímica, la geografía o la hidrología, entre otros.

Dentro de este abanico de disciplinas también entraría la edafología que, como las anteriores, no profundiza dentro del campo de las ciencias terrestres, pero posee un campo de estudio similar. En este caso, la edafología es la ciencia del suelo.

¿Qué es y qué estudia la edafología?

Tal y como su nombre indica, las ciencias del suelo son las disciplinas que se encargan de analizar, investigar y describir la composición, clasificación, características y factores químicos, físicos y biológicos que describen el suelo. En este grupo entraría también la denominada pedología.

Pero antes de pasar a hablar grosso modo sobre la edafología, es conveniente hacer un pequeño repaso a qué significa el suelo. Una definición amplia de suelo sería como aquella capa superficial de la corteza terrestre donde tras una sucesión de fenómenos naturales se produce una parte esencial del sistema ecológico del planeta, puesto que en el suelo vive un gran fragmento de toda la vida en la Tierra.

La edafología (griego “edafos” o suelo y “logía” o estudio), por lo tanto, es la rama de la ciencia que estudia la naturaleza y composición del suelo en su relación con las plantas y el entorno que las rodea. Dentro de la edafología podemos encontrar diferentes ramas teóricas y aplicadas que se vinculan con la química, la física y la biología.

La importancia de la edafología del suelo

Como ya se comentó anteriormente, la edafología es una ciencia que se encarga de estudiar el suelo, tratando su composición como su relación con el sistema que lo rodea. Esto lleva a que gran parte de los estudios realizados en edafología se basen en determinar qué calidad tiene el suelo para realizar actividades como la construcción o la siembra.

Eso la separa de la pedología, que es la ciencia encargada de estudiar las clasificaciones, características y propiedades de los suelos que pertenecen a un entorno natural. Es decir, estudia el origen como los factores que influyen en los distintos tipos de suelos, donde podemos señalar los suelos forestales, desérticos, pantanosos y aluviales.

El suelo se crea a partir de un material madre tras una transformación química y mecánica de las rocas en la superficie terrestre. A esta materia se le añade agua, gases (como el dióxido de carbono), el tiempo transcurrido, las plantas y animales que se descomponen, se convierten en humus y dan como resultado una intrincada mezcla de materiales orgánicos e inorgánicos.

Cuando nos vemos inmersos en la edafología, debemos tener en cuenta los siguientes elementos fundamentales:

  • Pendiente. O lo que es lo mismo, el grado de inclinación del relieve. Es importante determinar con precisión una pendiente para un correcto estudio y, normalmente, se refiere al medio de la ladera donde se encuentra el suelo.

  • Clima. De aquí sacamos los datos obtenidos de las estaciones meteorológicas. En función del clima de una zona pueden variar las características del suelo.

  • Forma del terreno. Aquí hacemos referencia al relieve que ha dado lugar a la formación del suelo.

  • Vegetación. Se ha de estudiar correctamente la vegetación para saber qué buen uso dar a la tierra para poder cultivar de forma natural o artificial (con esto hacemos referencia a los cultivos producidos por el hombre).

Dentro de los aspectos de la edafología también se estudian las principales características del suelo. Es decir, todo lo que tiene que ver con su morfología. De esta misma, se estudia los horizontes, el color y la textura, la porosidad y la actividad humana en él.

Horizontes edáficos

Entendemos por horizontes a la diversidad morfológica del suelo para crear un sistema estricto. Se designan con letras mayúsculas y cada una de ellas indica el tipo genético. Es decir, podemos nombrar los horizontes orgánicos, minerales y otras donde encontramos las capas creadas por el material original más o menos transformado.

Algunas van acompañadas de otras letras para describir una característica concreta, pero que no se incluye en el listado correspondiente. Normalmente, se designan con un número.

Los horizontes de transición son los que podemos encontrar entre dos horizontes bien determinados, donde en esta transición aparecen propiedades mezcladas y es complicado inclinarse por uno de ellos.

Color y textura en edafología

El color de un suelo puede ser tan variable como importante. El matiz que muestra los horizontes y la existencia de manchas son determinantes a la hora de acertar con los tipos de suelo. Todos los minerales que están dentro del tipo arcilloso son de un color blanquecino, aunque no es el color habitual que se consigue extraer del suelo, por ejemplo. El color no es una propiedad insignificante, puesto que señala esenciales características sobre la formación del suelo y el comportamiento del mismo.

Denominamos textura a la forma en la que se combinan las partículas del suelo. Y para averiguar la textura se ha de realizar análisis. Sin embargo, en el campo normalmente podemos apreciar la textura cogiendo un poco de tierra entre los dedos para saberlo. Con una cierta experiencia es sencillo determinar qué tipo de textura tiene un suelo determinado.

Porosidad, rasgos y actividad humana

Tanto la porosidad como la permeabilidad se han de realizar empleando métodos indirectos. Estas dos variables ayudan a descubrir la densidad y capacidad de retención de agua del suelo. Este último elemento es importante, por ejemplo, para saber si podemos destinar un suelo a la agricultura o la jardinería.

En otras palabras, determina la cantidad, tamaño y distribución de poros que tiene un suelo para saber si absorbe mejor o no el agua.

Otro elemento destacable es la construcción entre los diversos horizontes del suelo. En muchos casos explican perfectamente el comportamiento del mismo. Como saber los rasgos originarios biológicos que señalan que estamos ante restos de algún animal o su evidencia en algún momento de la creación del suelo. La actividad humana también es esencial de analizar en un determinado suelo, puesto que indicará para qué se destinará, y si es posible todavía trabajar en él para elementos como la agricultura o la construcción.

Edafología: tipos de suelos

La denominación de “suelo” ha cambiado de significado varias veces a lo largo de la historia.

El especialista norteamericano en creación y genética del suelo, Hans Jenny (1968) determinó que los especialistas del s. XIV pintaron paisajes completos con resaltes de rocas desnudas y, posteriormente, se llegaron a representar con cubiertas de vegetación sobre la roca y, posteriormente, una capa de suelo entre la vegetación y el sustrato.

En 1967, Boulaine y Aubert crearon una mejor definición de suelo: “Es el producto de la alteración, la estructuración y de la organización de las capas superiores de la corteza terrestre bajo la acción de la vida, la atmósfera y los intercambios de energía que en ella se dan lugar”.

Los componentes del suelo que podemos observar, medir e interpretar no pertenecen a un sistema de materiales fijos, sino que van variando en su interior en función de la atmósfera (nitrógeno, agua y carbono), la hidrosfera (cloro, sodio, potasio, etc.), la litosfera (oligoelementos, calcio, magnesio o fósforo) u otros.

En definitiva, el suelo es bastante complicado de definir. Los constituyentes del suelo son restos o residuos de la alteración que sufre el suelo desde su origen primigenio. Gran parte de esta transformación procede de la atmósfera y los organismos asociados a los suelos.

En este sentido, podemos decir que el suelo es el resultado de cinco grandes factores como son el clima, la roca madre, el tiempo, el relieve y los seres vivos que vivieron y viven en él.

El suelo es una estructura cuatridimensional donde se mantienen y transitan:

  • Residuos y productos de la alteración de la campa mineral más superficial.

  • Las materias orgánicas muertas o vivas en la biomasa y asociadas a esa capa superficial.

  • Elementos procedentes de la atmósfera, ya sea de forma accidental o cíclica.

La evolución y organización de la estructura es el resultado de diversas formas de energía que se producen en la superficie de la tierra. Estas pueden ser permanentes (peso), cíclicas (calor), acumulativas (seres vivos al comenzar la evolución del suelo) y accidentales (producto del hombre).

Organización del Suelo

La formación del suelo se genera con el proceso de meteorización y crenado de los horizontes A y C que forman el perfil edáfico y solum. Los principales horizontes son:

  • Horizonte A por actividad biológica y más superficial.

  • Horizonte B y la acumulación resultante de procesos de transformación de los materiales de A y B.

  • Horizonte C que va tras el B, mucho más profundo y compuesto por la roca madre.

Clasificación de los Suelos

Para identificar los tipos de suelo en el mundo, han aparecido distintas tipologías como son:

  • Clasificación climática o zonal. Utilizada por la escuela rusa, donde se tiene en cuenta los factores biológicos, climáticos, vegetación y características de la zona.

  • Clasificación genética. Valora la génesis del suelo y otro tipo de criterios.

  • Clasificación del perfil del suelo. Es la actual y se destaca por dividirse en zonas climáticas y cada una de ellas con un grado de evolución basado en 3 modelos: podzol (climas fríos y húmedos), chernozem (climas húmedos con veranos cálidos) y latool o latérico (climas cálidos y húmedos)

Tipos de Suelos según estructura y características físicas

Podemos dividir los tipos de suelo según la estructura:

  • Arenosos. No son aptos para la agricultura, con poca materia orgánica y no absorbentes de agua.

  • Calizos. Zonas áridas o secas que no son aptos para la agricultura, sales calcáreas y con un tono blanco o pardo.

  • Humíferos. Con mucha materia orgánica, de color oscuro, retenedor de agua y óptimo para el cultivo.

  • Arcillosos. Absorben el agua formando charcos, con humus y granos finos amarillentos.

  • Pedregosos. No son adecuados para el cultivo, no retienen el agua y están compuestos por rocas de diversos tamaños.

  • Mixtos. Contienen características entre el suelo arcilloso y arenoso.

Por otro lado, también podemos dividir el suelo en función de sus características físicas:

  • Litosoles con una vegetación baja, espesor menor de 10 cm, con escarpas y afloramientos rocosos.

  • Cambisoles son suelos jóvenes con acumulación de sedimentos y arcilla. A su vez se pueden dividir en greycos, éutricos y vértigos.

  • Gleysoles con agua semipermanente y fluctuaciones en el nivel freático en 50 cm.

  • Fluvisoles son suelos ricos en calcio, composición joven y compuestos a raíz de depósitos fluviales.

  • Rendzina es rico en materia orgánica y con 50 cm de profundidad.

  • Vertisoles son suelos en superficies con poca pendiente o superficiales, con terreno arcilloso, color negro y con procesos de expansión-contracción.

¿Cómo estudia el suelo la edafología?

Ante los múltiples factores que afectan a la composición, formación y calidad del suelo, podemos encontrar varias disciplinas dispuestas a comprender con más detalle los aspectos y vínculos que puede tener el estudio de la edafología en sus campos de estudio.

Este es el motivo por el que el campo de la edafología está estrechamente vinculado con el estudio de una especialidad dentro de otros campos de estudio, como son la licenciatura en química o en ciencias ambientales.

Además, el estudio de la edafología también se puede tratar en otras disciplinas donde se trata con más profundidad el campo agronómico como es la ingeniería agronómica (estudia la siembra y el cultivo, mejorar la calidad del suelo y optimizar la calidad y producción vegetal de granjas y sembrados).

En último lugar, algunas instituciones con especialidades en el ámbito de las ciencias del sector agrícola. Es decir, unifican los conceptos vinculados con la edafología para crear la licenciatura de edafología, con 5 años de formación en física, química, biología y geografía.

Relación con otras disciplinas

Como ya se ha señalado, el estudio de la edafología está vinculado directamente con otras disciplinas como la geología, geografía, biología, física, química y agronomía. Puesto que, en cada una de ellas, hay un mayor o menor grado de interés por la composición y calidad del suelo.

Dentro de la Edafología podemos encontrar, a su vez, dos grandes enfoques de estudio. Uno en el ámbito geoquímico (propiedades y composición del suelo) y el biológico (relación de la composición del suelo y el crecimiento de la vida vegetal).

A partir de esto, hay autores que han dividido el estudio de la edafología en sectores y conocimientos propios, realzando las características multidisciplinarias que contiene esta ciencia. La clasificación suele ser:

  • Ámbito morfológico. Análisis y la correlación de la topografía y la dinámica de suelos donde se ha extraído la muestra a analizar.

  • Ámbito analítico. Interpretación y estudio de texturas, composición, pH y porosidad del suelo de muestras obtenidas.

  • Ámbito biológico. La influencia de factores estudiados con el desarrollo de la vida vegetal en el suelo.

Ejemplos de edafología

Los animales, plantas o seres humanos empleamos el suelo como una base sobre la que realizar sus vidas. Por ello, tener un conocimiento preciso y conciso sobre las condiciones del suelo, beneficia a la hora de comenzar un proyecto o actividad. Y de esto se ocupa la edafología.

La construcción de un edificio o el lugar de alguna estructura útil conlleva antes un estudio pormenorizado de la superficie sobre la cual se asentará.

En este sentido, la ingeniería civil, una de las ciencias que más utiliza la edafología como disciplina auxiliar, lleva a cabo un estudio antes de hacer una obra de construcción de cualquier tipo. Es decir, estudiará la composición del suelo para determinar si la zona es adecuada o no para realizar dicha construcción.

Así mismo, tiene múltiples beneficios gracias a la información y el conocimiento que proporciona en el comportamiento de los recursos naturales, sobre todo en la productividad agrícola o el desarrollo de cualquier otra actividad humana.

Por último, también hará hincapié en la naturaleza del suelo y su tipología, las plantas y el suelo; el uso, conservación y manejo del suelo; la densidad y el pH; la intervención antropológica; por último, las propiedades del suelo.

En la Universitat Carlemany podrás informarte sobre lo que necesitas saber del estudio de la Edafología y como estudia la composición del suelo.