El binomio educación de calidad y ODS es una realidad exigida hoy en día. Esta entrada describe, con detalle, cómo se busca el cumplimiento de los objetivos a medio plazo.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU en su Agenda 2030 tienen, en un lugar preferente, la preocupación por la educación. Y, dentro de esta meta, se busca el cumplimiento por parte de las instituciones públicas y privadas.
La mayoría de las universidades están comprometidas con un plan de acción de ODS a largo plazo. Y esto se aplica tanto en la enseñanza como en la metodología interna para garantizar estos objetivos. Existen unas pautas generales de otras instituciones, pero lo cierto es que también existe un afán de autorregulación en las universidades.
Hay que señalar que las sucesivas agendas pretenden, también, harmonizar objetivos globales. La educación calidad y universal lo es a nivel nacional, pero también internacional porque se trata de un objetivo global. Lo que se busca, al final, es que en todo el mundo se pueda acceder a la formación en buenas condiciones, más allá del origen, situación, residencia o momento vital.
Existen una serie de ejes para conjugar correctamente educación de calidad y universalidad. Son las siguientes:
La inclusividad es una de las pautas básicas para mejorar la educación. Es por ello que conviene tener en cuenta este aspecto.
La educación tiene que ser inclusiva en la línea de garantizar que nadie sea discriminado por razones de género, raza, origen social, religión y otros aspectos. Lo que se pretende, en definitiva, es que la educación no excluya a nadie. Y esto, que es un Derecho Humano, se busca que tenga una plasmación práctica en la educación porque, de lo contrario, no se puede desarrollar.
Aunque la mayoría de los Estados democráticos han implementado políticas para alcanzar este objetivo, en algunos casos son las instituciones educativas las que, de motu propio, introducen esta planificación. Lo que se busca es comprobar que, efectivamente, no hay ningún tipo de política discriminatoria, ni por acción ni por omisión.
Los colegios y universidades implementan planes para evitar este tipo de problemáticas. Y, en este sentido, se exige que haya planes de cumplimiento de ODS.
La equidad social es otro de los elementos que permiten que la educación sea de calidad y universal. Para las instituciones públicas, la desigualdad no es una situación deseable.
El concepto clave es evitar las desigualdades y garantizar que todas las personas puedan acceder a la educación superior. La manera práctica para alcanzar este objetivo es implementar un programa de becas, tanto público como privado.
Las becas garantizarían que alumnos con buenas capacidades y expediente, pero con recursos limitados, no dejasen de cursar los estudios. En este sentido, se apuesta decididamente por la educación como ascensor social y porque esta proporcione medios a quien lo desee.
En definitiva, la idea de equidad hace que todos aquellos que quieran estudiar y tengan capacidades lo consigan. Y la ONU ha establecido como prioritaria esta cuestión.
La excelencia académica es otro de los puntos clave en este ODS. Ahora bien, aquí entra el trabajo de la institución académica, así como de los gobiernos. No en vano, esta circunstancia tiene que medirse basándose en baremos objetivos.
En primer lugar, hay que señalar que el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) ya ha implementado este tipo de sistemas de excelencia. El principio de evaluación continua obliga a los docentes a mejorar sus sistemas de aprendizaje. Y, además, es bueno señalar que se da más importancia a los trabajos de evaluación parciales y menos a las lecciones magistrales.
En cualquier caso, la excelencia académica es una meta que se marca también a nivel global. Y, aunque no sea a nivel estatal, hay universidades que cuentan con su propio plan de calidad. Hoy no se trata solo de adquirir conocimientos, sino de que estos puedan ser prácticos y útiles. Y esto pasa, evidentemente, por valorizar este aprendizaje.
Por lo tanto, el ODS pasa por una mejora de las metodologías de aprendizaje y evaluación. Y es ahí donde hay un consenso que, en el caso de Europa, se plasmó mediante el Plan Bolonia, que dio lugar en 2010 al EEES.
La idea de aprendizaje continuo es relativamente reciente, pero tiene sentido en dos vertientes, fundamentalmente. Hay que señalar que la ONU hace hincapié en que el aprendizaje ha de ser durante toda la vida.
En primer lugar, hay que recordar que aún hay un porcentaje de población adulta analfabeta. No hay que olvidar que aún hay 750 millones de personas que no saben leer ni escribir. Por lo tanto, la educación universal y de calidad entra también en este ramo para mejorar. En este sentido, el aprendizaje en cualquier momento de la vida sirve para erradicar esta lacra.
En segundo lugar, has de pensar que el aprendizaje continuo sirve también para reciclar conocimientos. Hoy es posible que necesites cambiar de formación y, de esta manera, los gobiernos han de facilitar esta posibilidad para todos. En la práctica, esto facilitará la inserción social, de ahí que se le dé tanta importancia a la formación continua.
Es importante señalar que hoy la educación no se limita a la infancia, adolescencia y primera juventud. Hoy toca aprender siempre y hay que poner medios para ello.
El ODS número 4 es, sin duda, uno de los más importantes para comunidad internacional. Es por eso que los distintos gobiernos y universidades han establecido pautas de seguimiento de obligado cumplimiento. Recomendamos que, cuando consultes los servicios de una universidad, compruebes cuál es su política de ODS.
La meta de conjugar educación de calidad y ODS es fundamental para contribuir a una sociedad más justa e inclusiva. No ha de extrañar, pues, que se haya puesto en el primer lugar en el orden de prioridades de los organismos internacionales. Esta entrada te explica de qué manera se plasma este objetivo.