Entre otras cosas, por el hecho de que el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra cada año llega antes.
¿Qué quiere decir esto? Pues que cada vez ocurre antes la fecha en la que la ciudadanía ha consumido los recursos que el planeta es capaz de renovar durante un año. Por consiguiente, son necesarias acciones, como las compendiadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles, para revertir esta perjudicial coyuntura para los intereses de la humanidad. Aunque sean los Estados los actores que se comprometen al cumplimiento de estas metas globales, las entidades privadas también tienen una responsabilidad a la hora de fomentar la sostenibilidad.
Por su movilización de recursos e implicación en actividades que pueden resultar delicadas para la naturaleza, las empresas (también españolas) tienen una especial incidencia en materia de responsabilidad medioambiental.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son metas fijadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como parte de la Agenda 2030. El objetivo es lograr que los agentes económicos y las administraciones implementen políticas de sostenibilidad.
Los ODS son 17, divididos en 169 medidas específicas. Conviene que sepas cuáles son porque esa es una guía de lo que lograr:
Las formas de apostar por la sostenibilidad son varias. En un Bachelor en Ciencias Ambientales se aplican, unidas con el marketing. Aquí indicamos ejemplos útiles.
A continuación, hacemos un repaso de algunas de las empresas sostenibles de España que han sido valoradas positivamente. Comparten un alto volumen de negocio y una relevante implicación con la meta de la sustentabilidad global. Toma nota:
En primer lugar, hemos de reseñar que este banco ha sido durante casi dos décadas la firma de nuestro país más sostenible. Incluso llegó a serlo de todo el mundo en 2019. Entre los aspectos que justificaron esta distinción, destacamos los siguientes: protección de los datos personales, políticas fiscales, ciudadanía corporativa, información sobre el medio ambiente, inclusión en el sector financiero y filantropía.
Una de sus aportaciones más sobresalientes ha sido el respaldo a más de 300 000 emprendedores en Latinoamérica. Este proyecto está en consonancia con los impulsados respecto a las becas y los convenios con distintas universidades.
Pero hay más: el Banco Santander es neutro en carbono en emisiones directas desde el año 2020.
El valor añadido, en este campo, de Indra tiene que ver con la integración de las modernas tecnologías de conexión de datos en la reducción de la huella de carbono. Sus modelos de Smart Cities están teniendo una influencia notable, por ejemplo, a la hora de mitigar el cambio climático mediante la implantación de sensores y patrones de movilidad sostenible.
El prestigio de Indra en este sector le ha permitido lustros de permanencia en el DJSI (Dow Jones Sustainability Indices). También está presente en el Carbon Disclosure Project (CDP). Es otro de los índices destinados a articular medidas frente a la emergencia climática.
Indra tiene el objetivo de alcanzar las cero emisiones netas en 2040. Paulatinamente, se está reduciendo esa cifra.
La firma Siemens Gamesa ha logrado exitosamente conectar la protección del medio ambiente con las medidas de conciliación que ponen en valor la calidad de vida y el bienestar laboral de su plantilla. En el marco de su meta de ser una organización carbón neutral en 2025, forma parte del Movimiento Mundial de Empresas Libres de Carbón.
Por otro lado, en la línea de su apuesta por la economía sostenible, coopera con entidades como Pacto Mundial de la ONU, Compromiso de Acción de París, Principios para el Empoderamiento de las Mujeres, Iniciativa Mundial de Presentación de Informes y Caring for Climate.
Esta empresa energética se involucró en 2015 en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Por consiguiente, ha hecho efectiva una inversión de miles de millones de euros con el fin de destacarse en el sector de la energía verde, es decir, la limpia y renovable.
Aparte de aliarse con otras organizaciones que también persiguen los objetivos de conservación del medio ambiente, Iberdrola ha incrementado los fondos invertidos en la partida de I+D+i. Entre sus principales aportaciones para garantizar la salvaguarda de los diversos ecosistemas, remarcar su apuesta por las acciones para sanear y garantizar la limpieza de los recursos hídricos.
Esta firma, aunque actualmente está ubicada en los Países Bajos, fue distinguida como la más sostenible de su sector, el de las obras, en 2019. Sus buenas prácticas se despliegan en tres ámbitos principales.
Por una parte, Ferrovial hace gala, en el plano económico, de una gestión sensible del gobierno corporativo y de los riesgos. Se materializa en pautas de conducta referentes a facetas tales como la aplicación de la LOPD y medidas contra la corrupción y los monopolios. Por otra parte, ha liderado el ranking de protección del medio ambiente en parámetros como la ecoeficiencia, la materialidad y la estrategia para combatir al cambio climático.
Finalmente, vale la pena reseñar cómo potencia esta empresa su dimensión social en el seno de una plantilla de alrededor de 100.000 empleados. La seguridad y la salud en los centros de trabajo son dos premisas que le han valido el reconocimiento internacional.
Los valores empresariales no están reñidos con el progreso, como demuestran estos ejemplos. Son casos de éxito que se estudian en un Bachelor de Administración y Dirección de Empresas. La Universitat Carlemany, por su parte, contribuye a su estudio integrando conocimientos y prácticas sostenibles en sus estudios.
Estas políticas empresariales sirven para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Y contribuyen, por otra parte, a acelerar la transición energética en la práctica. La previsión es que se intensifiquen en los próximos años, también por una cuestión de imagen corporativa porque las empresas innovadoras son sostenibles.
Las empresas sostenibles se revelan como una contribución indispensable para combatir los dañinos efectos de la contaminación. En España contamos con varios paradigmas de eficiencia.