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5 energías no renovables aceleradoras del efecto invernadero

20 de marzo de 2024Universitat CarlemanyTecnología e InnovaciónActualización : 20 de marzo de 2024
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¿Qué energías no renovables aceleran el efecto invernadero?

Las energías no renovables están en el punto de mira de los distintos organismos e instituciones públicas. ¿Por qué? Aquí lo explicamos, puesto que en un Bachelor de Ciencias Ambientales es un punto central. 

¿Qué caracteriza a las energías no renovables?

Cuando se habla de sostenibilidad, hay que destacar el papel de las energías renovables en el camino de la lucha contra el cambio climático. Además, es importante diferenciarlas de las energías sucias. De hecho, ambos tipos son prácticamente opuestos. 

Las energías sucias o energías no renovables son las que generan algún tipo de residuo que es perjudicial, bien para la atmósfera, bien para el entorno. Las energías renovables, en cambio, son aquellas que se pueden conseguir fácilmente sin riesgo que se agoten. Es necesario, pues, distinguir entre energías renovables y no renovables.

Eso sí, una energía renovable no tiene por qué ser limpia. A continuación se detallan las principales energías sucias y su impacto: 

Impacto de las fuentes de energía no renovables en el efecto invernadero

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través del UNDP, apuesta por un desarrollo energético asequible y limpio para 2030. Esto implicará reducir el uso de energías sucias y apostar por la energía eólica, solar o termal.

Las cifras son elocuentes, ya que las fuentes de energía son las responsables del 60 % de los gases de efecto invernadero

El efecto invernadero, lo que hace, es retener calor que, de otra manera, se expulsaría a la atmósfera, porque ese es el efecto habitual de la radiación. Y el resultado es que, con ello, la superficie del planeta se calienta. Si bien ese efecto se ha dado tradicionalmente en el planeta, la cantidad de gases de efecto invernadero se ha disparado en los últimos tiempos, modificando el equilibrio tradicional. 

En consecuencia, el cambio de paradigma es perentorio si se quiere asegurar un acceso universal sin consecuencias catastróficas para el planeta.

Y, evidentemente, para ello, hay que preparar un proceso de transición de unas fuentes de energía a otras. La mayoría de las industrias están diseñando planes a medio plazo para alcanzar los objetivos que exigen los gobiernos.

Gases del efecto invernadero

Los gases del efecto invernadero son varios, pero algunos tienen un peso decisivo. Estos son los más comunes:

Dióxido de carbono

El gas de efecto invernadero más importante es el dióxido de carbono, responsable directo del calentamiento. Esta sustancia es una mezcla de carbono y oxígeno. En España, en 2020, suponía el 77,7 % del total de gases de efecto invernadero. 

Metano

Otro gas de efecto invernadero importante es el metano. Determinadas industrias lo generan en gran cantidad. También se da, por ejemplo, en la ganadería intensiva, en especial en el bovino. Ocupaba, en 2020, el segundo lugar en emisiones, con el 13,7 %

Óxidos nitrosos y vapor de agua

Finalmente, podemos destacar otros gases como los óxidos nitrosos y el vapor del agua, consecuencia del calor. En la industria el vapor de agua es habitual por el efecto de las calderas. 

5 energías no renovables que agravan el efecto invernadero

¿Cuáles son las principales energías contaminantes? Lo cierto es que el foco se puede poner en cinco, básicamente. Hay que destacar las siguientes fuentes por su impacto en la atmósfera y en el entorno: energía nuclear, gas natural, energía hidroeléctrica, carbón y petróleo

Hemos de decir que, en algunos casos, estas energías pueden ser parcialmente renovables. Es el caso, por ejemplo, de la energía hidroeléctrica que, aunque tiene un impacto, teóricamente no es finita. 

Energía nuclear

Si hablamos de energías sucias o contaminantes, no podemos dejar de hacerlo de la energía nuclear

La energía nuclear consiste, en esencia, en energía extraída de partidas de átomos mediante procesos como la fusión y la fisión nuclear para liberarla. 

La principal ventaja de la energía nuclear es que es muy barata y genera pocos residuos. Una vez que están construidos los reactores, durante la vida útil de la central, el coste de la energía es reducido. 

Sin embargo, la energía nuclear tiene un potencial destructivo alto por los residuos radioactivos que genera. Estos tardan millones de años en perder su carga, lo que implica un peligro potencial para las zonas próximas.

Por otra parte, la construcción de las centrales y su funcionamiento requiere de un uso de materiales escasos. No en vano, las centrales nucleares funcionan con uranio y plutonio, que son de difícil acceso. Además, el funcionamiento es inestable y, en caso de accidentes como los de Chernóbil o Fukushima, las consecuencias en el entorno son letales.

El uso de la energía nuclear en España

El Gobierno de España estableció una moratoria nuclear definitiva en 1994, lo que paralizó la construcción de nuevas centrales.

En la actualidad, la tendencia es cerrar las centrales nucleares que llegan al final de su vida útil. Hay 5 centrales nucleares en funcionamiento  (Almaraz, Ascó, Cofrentes, Vandellós y Trillo) que suman 7 reactores.

No hay previsión de que se abran nuevos reactores en el futuro. 

Aunque la contaminación que genera en el momento no es de las más elevadas, es una energía que tiene una capacidad destructiva que puede ser letal (y por generaciones).

Gas natural

El gas natural es una fuente de energía fósil y, como tal, genera residuos y emisiones contaminantes. Por otra parte, esta fuente energética es finita.

El gas natural es una mezcla de gases con poder calorífico cuyo uso es, básicamente, de fuente de energía. Pese a su nombre, se puede obtener en estado gaseoso, pero, también, licuado. 

El gas natural funciona como mezcla de gases, pero el principal elemento, con diferencia, es el metano (más del 80 %). También hay etano, propano, butano, nitrógeno, dióxido de carbono y agua

Una de las principales ventajas del gas natural es que se puede cambiar de estado y transportar fácilmente. En este sentido, ofrece varias posibilidades porque no es una fuente ligada a un lugar. 

Por otra parte, es un combustible que tiene un alto grado de rendimiento. Si se utiliza adecuadamente, se le puede sacar partido.

Ahora bien, el gran problema que tiene es la toxicidad: el potencial contaminante del gas natural, en caso de filtraciones, es muy alto. 

Además, hay que recordar que el gas, para su adecuado transporte y almacenamiento, hay que licuarlo. Esto implica la construcción de infraestructuras costosas que, indudablemente, tienen un impacto ecológico significativo. El resultado es que puede generar problemas importantes de salubridad en caso de fugas.

Sin embargo, es conveniente señalar que su impacto es mucho menor que el de otros combustibles fósiles como el petróleo. En los últimos años, ha ganado protagonismo en sistemas como la calefacción.

Energía hidroeléctrica

La energía hidroeléctrica se considera una energía sucia o contaminante, sobre todo, por las externalidades derivadas de la instalación. No obstante, técnicamente no es una energía no renovable. Aquí damos más detalles...

La energía hidroeléctrica se genera aprovechando la fuerza del agua. Para ello, se construyen embalses y se deja caer el agua en determinados momentos para que, a través de las turbinas, se genere electricidad. 

Lo primero que hay que decir es que esta energía tiene un nivel de emisiones bajo y, además, es renovable. Esta es la razón por la que sigue utilizándose con profusión.

La energía hidroeléctrica tiene un potencial contaminante derivado de las infraestructuras necesarias para su funcionamiento. No en vano, la construcción de embalses implica anegar valles y, en ocasiones, poblaciones enteras. Además, la construcción de los depósitos libera grandes cantidades de metano.

Pero, más allá del impacto social innegable, hay que decir que también hay un impacto ecológico. En primer lugar, porque se elimina fauna y flora que se sumerge, a la vez que se alteran los ecosistemas. El segundo motivo es que la calidad de las aguas se reduce porque se contaminan. Estamos, pues, ante una fuente de energía sucia con un impacto elevado, sobre todo en el entorno.

Carbón

Si nos preguntamos qué es el carbón, hemos de decir que fue la principal fuente de energía asociada a la industrialización y una de las más importantes energías no renovables. Es de origen fósil. 

El carbón es un mineral que se extrae de las vetas en las que se encuentra. Estas pueden ser subterránas o a cielo abierto, en función del lugar.

Hay varios tipos de carbón: lignito, turba, hulla y antracita. La calidad y el poder calorífico variarán según el caso.

También es posible obtener carbón vegetal por combustión de la madera, aunque esta es una práctica en desuso y localizada para determinadas actividades.

Recordemos que el carbón es un mineral y, por lo tanto, es finito. Aunque existen yacimientos abundantes, hay un momento en el que se terminaría.

Por este motivo, estamos ante una fuente de energía no renovable, además de ser sucia. 

Cómo impacta la producción de carbón al efecto invernadero

Aunque la Revolución Industrial no se puede entender sin el carbón, la descarbonización se ha convertido en una prioridad para los Gobiernos; por varios motivos. 

En primer lugar, el potencial de contaminación de esta energía es muy alto, ya que libera grandes cantidades de CO₂

La preocupación es tal que se calcula que, de no avanzar el proceso de descarbonización adecuadamente, en 2030 el carbón será responsable del 60 % de las emisiones de este gas. La mayoría de los Estados ponen como horizonte el año 2030 para dejar de quemar carbón para producir electricidad.

Las intoxicaciones masivas de carbón han generado grandes problemas en las aglomeraciones urbanas. Un ejemplo es el de la Gran Niebla de Londres, generada por la combustión de carbón para las industrias, los transportes y los hogares, entre los días 5 y 9 de diciembre de 1952.

Las urgencias para realizar una transición energética ordenada llevan a que se dé importancia a los puestos de ingeniería industrial.

Petróleo

El petróleo ha sido el protagonista de la industria del siglo XX y, al igual que el carbón, es una energía fósil. Es una de las energías no renovables icónica.

El petróleo es una mezcla de hidrocarburos insolubles y otros compuestos orgánicos que se obtiene de yacimientos subterráneos. 

Existen varias tipologías de petróleo, según la composición. Y es una de las energías sucias más utilizadas.

La mezcla del petróleo está conformada, sobre todo, por azufre, nitrógeno, oxígeno y otros componentes metálicos.

Lo habitual es que se realice una extracción subterránea, ya sea dentro de la plataforma continental o fuera. 

El futuro del mercado del petróleo

Los problemas del petróleo son similares a los del carbón. En primer lugar, porque el riesgo de vertidos marinos de petroleros es letal para el ecosistema, aunque esté a cientos de quilómetros, como sucedió en 2002 con el barco Prestige. Otro motivo importante radica en la cantidad de dióxido de carbono (CO₂) y dióxido de nitrógeno (NO2) que libera. Aunque son multitud las industrias que utilizan derivados del petróleo, hay que hacer referencia especial al automóvil.

Algunos Estados como Francia han establecido un límite en 2040 para la venta de vehículos con motores de combustión que utilizan petróleo. Por lo tanto, estamos también ante una energía en transición.

Conclusión

Las energías no renovables están llamadas a ser sustituidas por energías limpias que no generen impacto medioambiental. Cualquier estudio en ingeniería industrial tiene que centrarse en proporcionar alternativas de desarrollo viables.