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¿Qué es la ética ambiental? Principios y ejemplos

8 de agosto de 2024universitat carlemanyCiencias Ambientales
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Verano tras verano, comprobamos cómo se baten récords de temperatura en todo el planeta. Sin olvidar, el aumento de fenómenos extremos como lluvias torrenciales, sequías o vientos huracanados. El planeta reclama nuestra atención y nos avisa respecto a lo que puede venir. En este contexto, las exigencias que plantea la ética ambiental cobran más sentido que nunca.
¿Qué es la ética ambiental? Principios y ejemplos

Unos principios que nadie debe ignorar porque son la clave para esa transformación de nuestra relación con la Tierra, que es tan necesaria.

¿Qué es la ética ambiental?

El término ‘ética’ está totalmente incorporado a nuestras vidas. En general, se relaciona con una serie de valores morales que deberían regir el comportamiento de todas las personas. Efectivamente, si recurrimos a la definición académica, la ética es la disciplina que se ocupa de la conducta humana y sus relaciones con el bien y el mal.

Pues, para entender qué es la ética ambiental solo hay que trasladar esta idea al ámbito medioambiental. Es decir, en este caso, se reflexiona sobre las responsabilidades y los deberes que el ser humano tiene respecto a otros seres vivos, la naturaleza y, además, con las generaciones futuras.

Llegados a este punto, nos parece importante poner foco en uno de los aspectos más interesantes de la ética ambiental, y es que nos compromete con el futuro. No basta con adoptar conductas que mantengan la situación medioambiental actual. Hay que ir un paso más allá y tomar medidas que mejoren el estado del planeta, que reviertan los problemas.

Finalmente, aunque hasta ahora hemos hablado de acciones individuales, la ética ambiental aplica, también, al uso que hacen de los recursos naturales las empresas o cualquier grupo humano, y la huella contaminante que dejan.

10 ejemplos de ética ambiental

Puede que sea más sencillo visualizar este tema tan multipoliédrico a través de algunos ejemplos de ética ambiental:

  1. Apostar por el consumo responsable, comprando menos y de manera más inteligente. Olvidarnos del usar y tirar.

  2. Utilizar más el transporte público y colectivo, especialmente aquellos medios de emisiones cero.

  3. Seguir la regla de las tres R: reciclar, reutilizar y reducir.

  4. Evitar el uso de bolsas de plástico y, en general, cualquier artículo fabricado con plásticos no reciclables.

  5. Practicar la filosofía de kilómetro cero, sobre todo, en lo que tiene que ver con alimentación. La idea es comprar productos locales y de temporada.

  6. Sustitución de las energías fósiles por energías renovables y energías verdes.

  7. Respeto y protección de cualquier especie animal y vegetal con la que nos relacionemos.

  8. Tomar todas las medidas posibles de ahorro energético, tanto activas como pasivas.

  9. Eliminación de los pesticidas y otros productos químicos contaminantes. Sustituirlos por mecanismos o sustancias que sean inocuos.

  10. Educación medioambiental. Es imprescindible que los niños se impliquen en este proceso desde su más tierna infancia. Pero, no hay que olvidar simultáneamente la educación de los adultos.

Principios de ética ambiental

La ética ambiental, como tal, se consolida en la década de los 70 del siglo pasado, especialmente, con la publicación del informe del Club de Roma, titulado Los límites del Crecimiento. No es la primera vez que alude a este concepto, ya lo hizo en 1949 Aldo Leopold, ingeniero forestal, con su libro Una Ética de la Tierra. Son solo dos ejemplos de bibliografía que podéis consultar si queréis profundizar en este tema.

Como idea central, nos podemos quedar con que la ética ambiental es una respuesta ante los retos del deterioro del medio ambiente que ya estamos viviendo. Es evidente que se trata de una materia tan extensa como diversificada. Por eso, conocer los principios de ética ambiental más básicos sirve para centrar el campo en el que enfocar los máximos esfuerzos.

  1. Precaución y responsabilidad

Estamos ya en una situación de riesgo medioambiental. Por tanto, ante la duda, siempre tomar la medida más conservadora, la que mejor proteja el medio ambiente. Si no se tiene claro el impacto, es mejor evitar esta acción.

Este principio de la ética ambiental implica inevitablemente una actitud de autocontención, es decir, de moderación y de frugalidad.

  1. Equidad y cuidado del más vulnerable

El planeta es un bien compartido. No pertenece a ninguna persona concreta, ni siquiera a una población o un grupo social. Los seres humanos somos tan  dueños de la naturaleza y sus riquezas como cualquier otra especie animal o vegetal con las que coexistimos. Pero, además, tenemos la obligación de dejar este legado a las generaciones venideras.

Como consecuencia de este planteamiento, hay que repartir los beneficios y el coste del desarrollo medioambiental de manera justa con el resto de los seres humanos. De ahí que la ética medioambiental implique un compromiso con una economía en la que se respeten los derechos laborales y se persiga la explotación de las poblaciones más pobres.

  1. Sostenibilidad y justicia ecológica

El uso de los recursos naturales debe hacerse de manera que se garantice su sostenibilidad a largo plazo. Pensemos en bienes cada vez más escasos, como el agua. La ética medioambiental nos obliga a plantear políticas que garanticen el acceso al agua potable para todo el mundo. Y, por supuesto, la limitación del desvío de los recursos hídricos para actividades recreativas o, incluso, agroalimentarias.

El agua es un ejemplo, pero este principio es extensible a las fuentes de energía, las materias primas o cualquier otro recurso que nos proporcione la naturaleza. Tenemos que ser más eficientes y, a la vez, propiciar una gestión ambiental que se base en el ahorro.

Tipos de ética ambiental

Teniendo en cuenta el espectro tan amplio de intereses que forman parte del marco de la ética ambiental, se pueden distinguir diferentes tipos dentro de ella, dependiendo dónde se pongan las prioridades. Estos tres son los más extendidos:

  • Antropocentrismo: el ser humano tiene una posición más relevante que el resto de las especies.

  • Biocentrismo: todos los seres vivos son igual de importantes. Es el que mejor asegura el equilibrio en el planeta.

  • Bienestar animal: en este caso, el objetivo por el que se lucha es proteger los derechos de los animales.

La ética ambiental es una de las herramientas más eficaces y útiles con las que contamos para detener el daño ambiental, que es responsabilidad exclusiva de la especie humana. Nos propone soluciones de gestión ambiental y conservación de la biodiversidad esenciales a gran escala. Pero, también, acciones sencillas y rutinarias que están al alcance de todas las personas. 

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