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La gestión organizacional es un aspecto clave para todo tipo de entidades de funcionamiento complejo. Por lo tanto, hoy los estudios de organización industrial tienen una importancia creciente. Aquí hablamos más sobre este concepto.
El objetivo de la gestión organizacional, básicamente, es el de conseguir que una organización funcione de forma eficiente en el proceso de consecución de objetivos. Para esto, lo que se busca es planificar una gestión de recursos materiales y humanos óptima.
El Management, como disciplina, ganó peso a partir de la década de 1960. Hoy se entiende que cualquier tipo de organización, sea pública o privada, ha de gestionarse correctamente. Esta es una manera de que, a medio plazo, se mejoren las ratios y se minimicen los problemas. Sin una gestión de organizaciones, se irá un paso por detrás de los demás. En consecuencia, este es un método útil para conseguir los resultados deseados en cualquier equipo.
Los modelos de gestión organizacional son variados y van a depender del objetivo final que se tenga. La filosofía de la empresa y el modelo aplicado permiten tomar decisiones. Ahora bien, muchas veces lo que se hace es buscar el mismo objetivo con distintos enfoques. Estos son los cuatro modelos más importantes que existen hoy en día:
Este es el modelo más habitual y fácil de reconocer por todos los miembros del equipo. Básicamente, en este caso se trata de gestionar la organización, tanto sus recursos materiales como humanos, en el camino de obtener unos resultados previamente pactados. Asimismo, es imprescindible que se haya establecido una meta de obligado cumplimiento conmensurable.
La gestión de las organizaciones basada en procesos introduce un nuevo matiz. En este caso, el foco se pone sobre los propios procesos organizacionales, con el objetivo de mejorarlos. Por lo tanto, la mejora de los resultados se conseguirá porque ha habido una mejora de los procesos organizacionales. Aquí de lo que se trata es de perfeccionar la metodología para que esta sea mejor y ofrezca más rendimientos.
La gestión de organizaciones democráticas es propia de dos tipos de organizaciones. En primer lugar, esto sucede en las cooperativas que, por definición, son organizaciones asamblearias y democráticas. Por otra parte, también se aplica este modelo en grandes compañías privadas, como resultado de la cogestión. La idea es que los trabajadores formen parte de las decisiones importantes, en mayor o menor medida.
La gestión de organizaciones centralizada es otro de los modelos clásicos y, por lo general, es vertical. En este supuesto, se sabe perfectamente quién toma las decisiones y de qué manera las transmite. Este modelo lo que hace es centralizar todo en el gerente o propietario y, por lo general, es propio de las PYMES. Este es un liderazgo fuerte que puede ser eficaz, siempre que se aplique a pequeña escala.
Los siguientes puntos constituyen los fundamentos de la gestión de las organizaciones. Y has de saber que, sin tenerlos en cuenta, no podrás trabajar bien. En consecuencia, no está de más que los conozcas:
La planificación es un punto fundamental, y sin esta una organización no puede funcionar con criterio. Esto se aplica indistintamente para las empresas públicas y privadas.
Siempre hay que establecer una planificación de objetivos y resultados. Y esto, en una empresa, sucede desde antes de existir, con el Plan de Negocio. Por lo tanto, también se hacen planificaciones anuales y semestrales.
No está de más tener en cuenta este aspecto, básico para gestionar una organización.
La dirección es otro de los fundamentos en la gestión de organizaciones. No en vano, hay que señalar que existen modelos verticales y horizontales, más centralizados o menos descentralizados. Sea cual sea, el modelo de dirección tiene que estar bien definido, así como los canales de comunicación. Sin esta cuestión, es indudable que se dificultarán, y mucho, los procesos.
La asignación de recursos es otro de los puntos clave para gestionar la organización. Y, por lo tanto, es una cuestión directamente relacionada con la planificación.
Una planificación de resultados tiene que hacer constar el cómo. Y en ese cómo nos referiremos a qué recursos disponen cada uno de los responsables. Por lo tanto, esta es otra de las partes que se tendrán que hacer constar con detalle.
Hay que señalar que la asignación de recursos es dinámica. No en vano, según el cambio de resultados o el cumplimiento de las expectativas, esta podrá variar.
La coordinación es otra de las cuestiones clave en cualquier organización. Cada miembro de la misma tiene que saber cómo obrar y con quién se tiene que coordinar para lograr los objetivos.
A nadie se le escapa que, cuanto más compleja sea la organización, más importante será que las pautas de coordinación estén bien definidas. Por lo tanto, una gestión de equipos óptima se convierte en central para obtener los objetivos.
En los últimos años, la coordinación ha ganado importancia, sobre todo con la institución de nuevos modelos de trabajo en red y teletrabajo.
Las maniobras de control son igualmente importantes de forma doble. En primer lugar, porque hay que contar con una jerarquía determinada. Por otra parte, porque conviene señalar que se tienen que comprobar los cumplimientos de los objetivos.
Los mecanismos de control tienen que estar, también, definidos. Saber quién va a realizar estas operaciones y, sobre todo, a quién tiene que reportar. De lo que se trata, al final, es de proponer soluciones ante las problemáticas y, sobre todo, ver si la organización cumple con las metas establecidas.
Por lo tanto, en términos de desarrollo organizacional, la designación de una persona que controle es central.
La gestión organizacional ayuda a que las empresas funcionen mejor en todos los sentidos. Por lo tanto, esta es una disciplina de presente y de futuro, porque marcará la diferencia.