La neuropsicología infantil es un aspecto importante para conocer cuál es el comportamiento de los más pequeños. El Bachelor en Psicología proporciona toda la información necesaria para familiarizarte con esta disciplina.
La neuropsicología infantil es una disciplina que se centra en el comportamiento del cerebro de los niños en las primeras etapas de la vida. Este momento es crítico, porque una disfunción o cualquier otro tipo de problema tendrá consecuencias en el crecimiento y, por supuesto, en la edad adulta. En definitiva, se busca analizar el comportamiento en lo que se refiere al desarrollo del cerebro y del sistema nervioso para inferir conclusiones.
En los últimos años, se ha dado una especial relevancia a este campo de estudio por sus múltiples implicaciones. Es indudable que el entorno social influye, y mucho, en el desarrollo de los pequeños. Sin embargo, también lo es que determinado nivel de desarrollo biológico o neuronal tiene importancia, más allá de que la crianza sea la correcta.
Por esta razón, y sabiendo sus características, hay que conocer, por un lado, cuáles son las dimensiones que se estudian y, por el otro, en qué ámbitos puede ser útil esta disciplina.
Las dimensiones que estudia la neuropsicología infantil son, básicamente, tres, aunque están interrelacionadas. Es conveniente que tomes nota, porque esto te va a interesar:
La dimensión neurológica se centra en los aspectos de crecimiento y plasticidad cerebral. En definitiva, lo que se busca es comprobar cuáles son los procesos de maduración que, de alguna forma, van a influir en todo lo demás. Evidentemente, si hay problemas en la maduración neurológica, los habrá también en el desarrollo.
Si hacemos una comparativa, hay que decir que la dimensión neurológica se referirá al hardware. Está claro que, si hay algún problema en las neuronas, es difícil que el resto de las cuestiones fluyan con normalidad.
La dimensión cognitiva se va a centrar, básicamente, en los procesos de aprendizaje. Cuestiones como la adquisición del lenguaje, la percepción, atención, memoria y otros procesos de interés. Es recomendable que lo tengas en cuenta, para comprobar que estos procesos cognitivos son los correctos. Conocer esto puede ayudar a que la vida del niño sea mejor.
La dimensión cognitiva también tiene importancia, en tanto en cuanto, estas cualidades pueden estar afectadas, o no, por daños neuronales. Comprobar si una persona tiene más o menos cualidades para el aprendizaje es, pues, un aspecto crucial.
La dimensión psicosocial es central, puesto que está determinada, en gran medida, por procesos externos. Por ejemplo, la interacción que tenga el niño con su familia, amigos, maestros o desconocidos tendrá una importancia clave, tanto a nivel micro como macro. El entorno familiar y la clase social, indudablemente, también tienen su influencia. En consecuencia, esta área puede influir, también, en la neuropsicología infantil.
Lo cierto es que el entorno no es indiferente. Y, a iguales condiciones, una persona con todas sus necesidades materiales y afectivas cubiertas con un entorno familiar funcional suele tenerlo más fácil para aprender y socializar.
La importancia de la neuropsicología infantil es mucha, porque permite anticiparse a trastornos y dolencias. Lo que sí has de saber es que, dependiendo del caso, hay que optar por una opción u otra. Por lo tanto, se puede iniciar el tratamiento previamente y, de esta manera, eliminar o mitigar los efectos. Estos son algunos casos paradigmáticos:
Este es, probablemente, el principal punto de apoyo y ayuda para niños pequeños. La dislexia es uno de los principales inconvenientes para el aprendizaje, y es aquí donde el estudio de la neuropsicología nos permite localizar el problema y darle solución.
Existen otro tipo de dificultades neuropsicológicas, que pueden, o no, derivar en trastornos. Incluso, si existe algún tipo de retraso en el aprendizaje por cuestiones neurológicas.
No en vano, la identificación y selección correcta cuanto antes le harán la vida mucho más sencilla.
Los trastornos mentales son otro de los aspectos que hay que tener en cuenta. El diagnóstico precoz ayuda, y mucho, a que los niños con este tipo de problemas puedan tener una mayor calidad de vida. Por lo tanto, tener información real, y tenerla de forma anticipada, es conveniente. Si no se cuenta con esta información, resulta más difícil proponer alternativas.
Hemos de señalar que, en algunos casos, la detección permite la curación del trastorno, mucho mejor que si se localiza tardíamente. Pero es que, además, en aquellos trastornos permanentes, se pueden tratar mejor.
El Trastorno de Hiperactividad (TDAH) es un lugar común en muchos niños, y eso hace que, en ocasiones, su inserción social sea complicada. Si no se detecta a tiempo, pueden ser niños problemáticos, de manera que es fundamental captar esta situación para hacer un seguimiento y dar soluciones prácticas.
La buena noticia es que, hoy en día, es posible que una persona con TDAH tenga una vida completamente normal si se dan herramientas para canalizar sus energías. Entender qué está sucediendo es fundamental para evitar la estigmatización.
Los traumatismos craneoencefálicos (TCE), ya sea por el parto o por un accidente, pueden hacer que las capacidades cognitivas del niño se modifiquen sustancialmente.
No se trata solo de tener el diagnóstico del traumatismo, sino, sobre todo, de monitorear si ha habido secuelas y, en caso afirmativo, comprobar si estas son reversibles o no, y hasta qué punto.
Ahora bien, ver qué ha sucedido y qué campo de mejora existe es fundamental para cualquier mejora.
Los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) son otra de las situaciones que genera problemas en el crecimiento. Algunos ejemplos son el Síndrome de Asperger, el Trastorno del Espectro Autista, el Trastorno de Rett o el Trastorno Desintegrativo Infantil. Por lo tanto, es bueno tenerlo en cuenta porque, al analizar estas situaciones, se puede saber cuanto antes cuál es el problema y, de esta manera, dar soluciones de inserción.
En demasiadas ocasiones, hay problemas de aislamiento o de integración con el entorno por desconocimiento. Pues bien, sabiendo qué sucede, se pueden aplicar medidas específicas.
Los beneficios que ofrece la neuropsicología infantil son varios. Destacamos estos como los más importantes:
La detección temprana de trastornos, y dificultades, es fundamental para tratarlos correctamente. Muchas veces, por desconocimiento, se enfoca el problema de forma incorrecta.
Las habilidades del lenguaje mejoran si se tratan a tiempo los problemas. No en vano, al conocer cómo está funcionando el cerebro del pequeño, se le puede ayudar a superar problemas de dislexia.
Las terapias son más efectivas cuando se conoce la causa de un trastorno o dificultad. Por ejemplo, se pueden personalizar los tratamientos e incidir más en las cuestiones más difíciles para la criatura.
La neuropsicología infantil es un saber que puede ayudar a que los niños tengan una inserción social y comunitaria más sencilla. Además, se diagnostican más rápido trastornos, lo que ayuda a un mejor tratamiento. Hoy existen numerosas herramientas que aceleran el diagnóstico y las propuestas de curación o corrección. En consecuencia, este artículo te va a proporcionar la información necesaria para conocer más sobre su naturaleza y funciones.