Este objetivo es de vital importancia, ya que aboga por el empoderamiento y la igualdad de la mujer en todos los ámbitos y, en gran parte, todos los ODS dependen de que se cumpla este quinto objetivo. Por esto mismo, atendemos en la Universitat Carlemany diferentes programas en los que se atienden y estudian los diferentes ODS.
Hasta el momento, cerca de 49 países no reconocen la igualdad de derechos en mujeres. Por ello, es primordial conseguir dicha equidad para 2030, mediante la adopción de medidas urgentes para reducir o eliminar las causas originarias de la discriminación que sigue recortando derechos a las mujeres. Ya sea en el ámbito público, como en el privado.
La igualdad entre hombres y mujeres no es únicamente un derecho fundamental, sino un elemento necesario para lograr un mundo más equitativo y próspero. Sin embargo, aunque se ha avanzado mucho en las últimas décadas, todavía hay mujeres y niñas en el mundo que no disfrutan de una igualdad real.
En ámbitos como la política, la mujer todavía carece de la suficiente igualdad. En 2019, únicamente el 24.3% de las mujeres participaban en los parlamentos de sus respectivos países. Aunque se ha avanzado en la igualdad de género con una legislación más inclusiva, los recursos para lograr los compromisos son insuficientes.
Por otro lado, podemos comprobar que una de cada cinco niñas o mujeres en el mundo han sufrido violencia física o sexual. Gran parte se produce en países en vías de desarrollo, donde la mujer todavía no tiene acceso a una educación de calidad y universal.
Con relación a la economía, las empresas tienen un papel esencial, ya que gracias a sus políticas internas pueden lograr que las mujeres tengan las mismas oportunidades y derechos laborales que los hombres. Algo valioso para ayudarlas a fomentar su crecimiento económico, su empoderamiento y el desarrollo social. Además, se ha demostrado que las empresas que cuentan con una participación alta de mujeres en su equipo, tienen hasta un 21% más de posibilidades de conseguir beneficios.
Contar con unos derechos básicos, un trabajo digno y un salario equitativo supondría una mejora en la educación y la salud. Lo que, a la larga, tendría beneficios en las futuras generaciones. En ello radica la esencia del ODS 5 de Igualdad de género, y que es parte de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible que fueron aprobados en 2015 como parte esencial de la Agenda 2030.
A nivel global, la sociedad ha logrado un conjunto de avances en lo que a igualdad de género se refiere. Sobre todo, desde del s. XX y parte del s. XXI, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. Y, como muestra, parte de los objetivos en igualdad de género de la Agenda 2030:
Valorar y reconocer el trabajo doméstico no remunerado de mujeres a través de los servicios públicos, políticas de protección social e infraestructuras.
Eliminar cualquier tipo de violencia contra las niñas y las mujeres (trata de personas, explotación sexual, matrimonio infantil o la mutilación genital femenina).
Aprobar políticas y leyes que promuevan la igualdad de género y conseguir el auténtico empoderamiento de las mujeres y niñas, en cualquier ámbito y nivel.
Asegurar que sea plena y efectiva la participación de las mujeres, así como la igualdad de oportunidades en puestos de liderazgo dentro de las esferas política, económica, social y pública.
Todas las empresas, sea cual sea su sector, pueden y deben tomar las medidas necesarias para contribuir al cumplimiento del ODS 5 de Igualdad de género:
Garantizando que las políticas empresariales contemplen la dimensión de género y fomenten una cultura basada en la integración y la igualdad.
Creando un Plan de Igualdad con medidas, compromisos y objetivos concretos.
Evaluando a los proveedores en temas vinculados con la igualdad.
Aumentando el porcentaje de mujeres en cada posición o nivel dentro de la compañía, especialmente en puestos de responsabilidad como los directivos, los equipos de trabajo o los consejos de administración.
Estableciendo políticas salariales igualitarias en cuanto a retribución, independientemente del género del empleado.
Creando y desarrollando un plan formativo sobre género dentro de la empresa, y que incluya temáticas como son la no discriminación y los Derechos Humanos. Y que dicho plan llegue a los diferentes departamentos y puestos de la compañía.
Implementando dentro del negocio un sistema de protección del empleo, y de contratación, que esté vinculado con la igualdad de género y la formación del departamento de RR.HH.
Aplicando diferentes medidas de conciliación para igualar los derechos de hombres y mujeres (guardería, jornada intensiva, teletrabajo u horarios flexibles).
Respetando la dignidad de niñas y mujeres, independientemente del producto o servicio que ofrezca la empresa.
Instaurando una política de tolerancia cero a cualquier tipo de violencia dentro del trabajo (incluidos los abusos físicos y verbales).
Integrando la cultura de Derechos Humanos en la empresa mediante la implantación de los Principios Rectores en Empresas aprobados por la ONU, haciendo hincapié en los derechos de la mujer.
Formar a proveedores en igualdad de género y la inclusión de mujeres en la cadena de suministros mediante la adquisición de nuevas habilidades laborales.
Contratar a mujeres vulnerables.
Realizar programas formativos para mujeres, en comunidades donde operen las empresas, para ayudarlas a empoderarse y aumentar sus habilidades laborales.
Expandir las relaciones comerciales con empresas gestionadas por mujeres, con apoyo de recursos financieros y mayor capacitación tecnológica.
Evitar que los productos que se ponen a la venta/comercializan no refuerzan cualquier estereotipo de género.
Realizar iniciativas y compromisos de los Principios de Empoderamiento de la Mujer siguiendo el programa de la organización ONU Mujeres.
Como hemos podido ver, a pesar de las políticas de igualdad de género instauradas, es necesario invertir más recursos, tiempo e iniciativas para lograr una igualdad real. Por ello, desde la Universitat Carlemany, insistimos en la importancia de no perder de vista el ODS 5 de Igualdad de género en todas nuestras acciones.