El ODS 6 de agua y saneamiento es estratégico y se aplica, tanto en los planes de acción de instituciones como en los programas de estudios de las universidades. Esta entrada te explica con detalle lo que tienes que saber.
El ODS 6, referido a agua y saneamiento, tiene como meta conseguir el acceso universal al agua, así como su gestión sostenible y el saneamiento para todos. Este es uno de los 17 puntos que establece ONU a través de la Agenda 2030.
La actual problemática está basada en determinadas carencias. Solo hay que señalar que 3 de cada 10 personas no tienen acceso a agua potable de forma regular, mientras que 6 de cada 10 no lo tienen al saneamiento del agua gestionado correctamente. Además, hasta el 40 % de la población mundial tiene problemas de escasez de agua por las sequías. Si bien ha habido avances en los últimos años, conviene señalar que hay mucho camino por recorrer.
En consecuencia, lo que se busca es eliminar estos problemas para que el acceso al agua sea universal.
Los motivos por los que el ODS 6 es tan importante, y tiene un enfoque estratégico, son diversos. Conviene destacar las siguientes cuestiones:
El agua es un bien básico para una nutrición adecuada. Y, evidentemente, también lo es que el agua esté debidamente saneada, para que sea apta para el consumo humano. Sin agua disponible, es imposible la vida, de manera que no se puede descuidar este punto.
El acceso al agua saneada es fundamental por una cuestión de salud pública. A nadie se le escapa que epidemias como el cólera, la disentería, la hepatitis A, el tifus o la diarrea están asociadas al consumo de agua no depurada ni potabilizada. En consecuencia, este punto es imprescindible para evitar problemas a medio y largo plazo.
El desarrollo económico es otro de los aspectos clave que obligan a la implementación del ODS 6. No en vano, la falta de agua depurada y las sequías impiden que los cultivos se desarrollen, y abren la puerta a las hambrunas. Por lo tanto, este es un elemento que no hay que descuidar.
La equidad social es uno de los motivos interesantes por los que hay que trabajar en este objetivo. El acceso al agua universal, siempre que esté protegida, sirve para extender las oportunidades de crecimiento personal. En consecuencia, no está de más tenerlo en cuenta.
Existen varias maneras de trabajar para alcanzar este objetivo de agua limpia y saneamiento. Las más importantes son las siguientes:
Las infraestructuras de potabilización, desalinización, reutilización y depuración son clave para mejorar el acceso al agua. En este sentido, se hace hincapié en la construcción de estas allí donde aún no haya, siempre teniendo en cuenta el entorno.
El saneamiento universal es otra de las metas que hay que alcanzar. En este caso, mediante la mejora de infraestructuras y una mejor gestión de las plantas de saneamiento. Aquí no se trata solo de tener medios, sino de utilizarlos correctamente.
La inversión en investigación es otra de las formas de mejorar en los procesos de gestión y acceso al agua. Y, también, servirá para optimizar el consumo en las empresas, reduciéndolo a lo imprescindible, y garantizando así la sostenibilidad.
La sobreexplotación de los recursos es otro de los problemas, puesto que genera escasez y, llegados a un punto, es irreversible. Por lo tanto, una buena práctica es la de limitar el uso de los acuíferos a lo necesario, y siempre asegurando su regeneración.
La concienciación social es una política de largo plazo porque hace responsable a la ciudadanía. Las personas han de recordar que los recursos son finitos, y que un uso racional es imprescindible. En consecuencia, un uso racional del agua en casa puede hacer mucho para un ahorro de recursos.
La colaboración entre instituciones y la público-privada es imprescindible para que el ODS 6 se haga realidad y se faciliten los procesos. Sin cooperación, es inviable la implementación de varias de las políticas que hemos indicado aquí.
Las políticas para contribuir al objetivo de agua limpia y saneamiento se pueden aplicar en lo micro y en lo macro. Hay que indicar que se trata de un enfoque transversal, que afecta a todos los niveles. En este caso, vamos a analizar tres vertientes: la individual, la organizacional-empresarial y la institucional. Estos son los siguientes puntos importantes:
Los individuos pueden trabajar por mejorar día a día la gestión del agua. Por ejemplo, limitando el consumo a lo necesario, utilizando electrodomésticos de clase energética A, comiendo equilibrado o reduciendo la compra de botellas de plástico. La idea es evitar el despilfarro, incluso aplicando las horas. Además, hay que señalar que la concienciación y el activismo social también pueden ayudar.
Las organizaciones y empresas pueden, de tres maneras, contribuir al ODS 6. En primer lugar, estableciendo un plan específico de gestión inteligente y optimizada del agua. La segunda cuestión es la de aleccionar a estudiantes y personal laboral para que los apliquen cotidianamente. Finalmente, hay que señalar que la evaluación de los objetivos es igualmente importante.
Las instituciones son un agente esencial para que puedas conseguir lo que te propongas. Por un lado, el hecho de que tienen que implementar una legislación encaminada al cumplimiento del objetivo. Además, pueden y deben promover la construcción de aquellasinfraestructuras que ayuden. Es indudable que, dependiendo del caso, la legislación será más o menos ambiciosa, así como el régimen sancionador.
El ODS 6 es clave para mejorar el acceso y el uso del agua, de ahí que interese a empresas y a la ciudadanía. En consecuencia, conocer qué se espera y cómo conseguirlo es importante porque la Agenda 2030 es presente y futuro.