En la Universitat Carlemany tomamos este objetivo como propio y lo transmitimos en nuestras acciones y en cada uno de nuestros Bachelors. Con el fin de concienciar e implicar a toda la comunidad educativa.
Nuestro funcionamiento como sociedad depende de servicios energéticos fiables y asequibles para avanzar sin obstáculos y de forma equitativa.
Si logramos sistemas energéticos bien instaurados, el beneficio será recibido por diversos sectores: empresas de servicios, recursos sanitarios, educación, sectores productivos, infraestructuras y tecnología y en definitiva el global de la sociedad.
De modo contrario, no tener acceso a suministro energético o sistemas de transformación fiables, es un enorme impedimento para el desarrollo social y económico.
Es importante por lo ya mencionado, y además por la necesidad de reducir el impacto de otros tipos de energía más contaminantes y que contribuyen al calentamiento global.
En la actualidad la energía es el factor que más contribuye al cambio climático. Representa cerca del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
No debemos obviar el hecho de que las crisis energéticas determinan el desarrollo de las sociedades actuales. Por lo que avanzar en sistemas sostenibles que permitan la menor dependencia energética respecto a combustibles fósiles, es esencial para garantizar la estabilidad de un país.
Basta con imaginar un día sin electricidad, lo que supone en los hogares del primer mundo. El impacto se multiplica de forma drástica en países en vías de desarrollo o subdesarrollados.
Además, los datos demuestran que este problema afecta más a mujeres y niñas, por lo que aumenta la desigualdad de manera dramática.
Vamos a mostrar esta problemática a través de algunas cifras que comparte la ONU:
El 13% de la población mundial no tiene acceso a servicios modernos de electricidad.
La contaminación del aire en lugares cerrados debido al uso de combustibles para la energía doméstica, causa millones de muertes cada año. En la mayoría de casos se trata de mujeres y niñas.
Casi 3.000 millones de personas dependen del carbón vegetal, la madera, el estiércol y la hulla para cocinar y calentarse. Esto provoca más de 4 millones de muertes prematuras al año por contaminación del aire en locales cerrados.
Más de 1.200 millones de personas, una quinta parte de la población mundial, viven sin electricidad. La mayoría se concentra en países de África y Asia.
Sin electricidad, en países no pertenecientes al primer mundo, las mujeres y las niñas tienen que dedicar horas a ir en busca de agua.
Las clínicas no pueden hacer funcionar sus aparatos ni almacenar vacunas con seguridad.
La actividad empresarial se ve afectada. También las comunicaciones.
Estas son algunas de las situaciones que se dan en la actualidad en relación a este ODS, pero no todas.
En los últimos años, se observa un avance alentador en este asunto. La energía se va adaptando a sistemas sostenibles, las renovables ganan terreno y la disponibilidad va en aumento.
Por ejemplo, en países en vías de desarrollo el acceso a la electricidad se acelera. Además, mejora la eficiencia energética gracias al avance en sectores como la construcción. Y en el ámbito de las renovables se logran resultados cada vez más esperanzadores.
Aunque todo esto no debe hacernos creer que estamos cerca de alcanzar las metas propuestas, sí debe empujarnos a seguir trabajando en las líneas propuestas.
Como tareas pendientes tenemos:
Encontrar soluciones de mejora para el acceso a combustibles de uso doméstico limpios y seguros.
Acercar la tecnología a 3.000 millones de personas.
Expandir el uso de energía renovable más allá de las eléctricas.
Aumentar la electrificación del África subsahariana.
Para conocer datos sobre el progreso relativo al acceso a la energía, así como la eficiencia energética y la energía renovable, contamos con el informe de progreso en materia de energía.
Este informe hace una evaluación del avance conseguido por cada país en estos 3 pilares.
Y nos ofrece una visión global de los puntos por abordar para conseguir las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.
Cada ODS tiene sus propias metas. Presentamos las que corresponden al ODS 7 y que tienen relación directa con todo lo tratado hasta ahora. Recordamos que estas metas se plantean como metas a alcanzar antes de 2030.
7.1 Garantizar el acceso universal a los servicios energéticos, fiables, modernos y asequibles. Esto permitirá la igualdad de condiciones en todo el mundo.
7.2 Aumentar la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas, de manera considerable y medible.
7.3 Duplicar la tasa de mejora de la eficiencia energética a nivel mundial. Mediante el fomento de la implicación de los gobiernos y la ciudadanía.
7.a Incrementar la cooperación internacional. Solo así se facilita y promueve el acceso a la investigación y la tecnología relativas a la energía limpia. En este punto se incluyen:
las fuentes renovables y limpias
la eficiencia energética
tecnologías avanzadas
menos contaminantes de combustibles fósiles
promover la inversión en infraestructura energética y en tecnologías limpias
7.b Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios energéticos en los países en desarrollo. En concreto, los países menos avanzados, los pequeños estados insulares en desarrollo y los países en desarrollo sin litoral. Siempre en línea con sus respectivos programas de apoyo.
En la Universitat Carlemany, dentro de nuestro Plan de Acción ODS tenemos, entre otros, el de sensibilizar sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible contenidos en la Agenda 2030.
Porque en la consecución de las metas acordadas cada persona tiene algo que aportar. Desde el modo en que consume energía hasta las decisiones que toma respecto a empresas suministradoras y proveedoras de energía.
Te animamos a consultar nuestro Plan de Acción ODS ahora y saber más sobre él y acerca de nuestro modo de actuar frente al cambio climático.