A muchas personas les preocupa cómo puede afectar a la psicología subir fotos a las redes sociales. Tengamos en cuenta que esta red social basa sus contenidos en lo visual, y que cada vez cuenta con mayor número de usuarios y usuarias. Aún así, los usos de esta red son múltiples y no todos nocivos, por lo que es bueno valorarla desde una perspectiva global.
Queremos hablarte sobre el modo en que puedes proteger tu intimidad al compartir información o subir fotos en redes sociales, para poder compartir sin miedos y disfrutar de los contenidos que otras personas publican.
En muchas ocasiones, se ha acusado a las redes de favorecer o potenciar problemas de salud mental en quienes las consumen.
La respuesta a cómo afecta subir fotos a una red social es: depende. El efecto en la persona dependerá de su estado previo, el objetivo de su interacción y la manera en que gestione el feedback al mismo. Esto es, la edad y madurez junto a otros factores, determinarán el modo en que la persona reciba, interprete y valore los comentarios u otro tipo de interacción que pueden realizarse en la red.
Lo que sí es cierto es que nunca, antes de la irrupción de Facebook a comienzos de siglo, habíamos estado tan expuestos, sin ser personas famosas o celebridades, y que esta exposición o sobreexposición puede tener consecuencias.
Los efectos negativos de las redes sociales en la salud mental, si se dan, pueden ser de varios tipos. Tenemos que destacar los siguientes aspectos:
En definitiva, si una persona percibe alguna de estas situaciones, es bueno que pida ayuda.
Existen algunos métodos para protegerte de los efectos negativos de las redes sociales. Pero, quizás, sea conveniente recordar que somos nosotros los que decidimos qué presencia queremos tener y en qué medida.
Dicho esto, piensa que cada red social tiene sus propios protocolos. Los destacamos:
Lo primero que hay que hacer es ajustar la privacidad. Piensa qué es lo que quieres que se vea de ti y qué parte tienes disposición de compartir.
Por otra parte, es conveniente que la privacidad se aplique con las personas con las que compartimos la información. Quizás es bueno pensárselo dos veces antes de aceptar un contacto.
Y, finalmente, un uso saludable de las redes sociales tiene que ser moderado. Si ves que le dedicas demasiado tiempo, o que te quita tiempo de lo realmente importante, quizás debas replantearte el uso.
Por suerte, casi todas las plataformas de redes sociales permiten establecer diferentes niveles de privacidad. Incluso, es posible seleccionar qué personas pueden ver ciertas publicaciones, excluyendo si se quiere a personas que nos siguen o a las que seguimos. Es así mismo posible bloquear a otras personas usuarias, y denunciar conductas inadecuadas si se da el caso.
Hay otras funciones y ajustes en la configuración de dichas aplicaciones que permiten un control riguroso de lo que mostramos y a quién. Así como profesionales trabajando tras las pantallas, para asegurarse de que los contenidos que circulan cumplen las normativas de las plataformas. Tengamos también en cuenta que este tipo de recurso no puede ser empleado por menores de edad, y que si se detecta este tipo de perfil puede denunciarse.
Así, las redes sociales han avanzado mucho en lo relativo a protección de datos y privacidad, proporcionando entornos mucho más seguros que en sus inicios.
La psicología estudia la mente y el comportamiento de las personas en todos los contextos en los que se mueven y desarrollan. Por este motivo, también centra su interés e investigaciones en el contexto digital, ya que forma parte importante de nuestra vida diaria.
La salud mental en el mundo digital se centra en cómo reaccionamos ante los estímulos de internet. Y no hablamos solo de las redes sociales, sino también de otros contenidos. Un uso saludable es esencial.
Sabemos que la tendencia en los últimos años es que cada vez más personas hacen uso de redes sociales y plataformas digitales, y cada vez invierten más tiempo en ellas. El número de personas usuarias de redes sociales a nivel mundial era, a inicios de 2022, de más de 4.600 millones. Sin embargo, hay diferencias de consumo en función de variables como la edad, sexo y ubicación, y aún así el aumento y crecimiento es general.
El uso masificado no implica que exista riesgo al emplear las redes, solo quiere decir que hay conductas asociadas a estos entornos que son objeto de estudio. Y por tanto, al ser conductas, su estudio se realiza desde ciencias del comportamiento como la psicología.
Bien, a pesar de que un problema de autoestima posiblemente tenga sus causas fuera de la red, sí es cierto que la exposición y el feedback descontrolado pueden agravar o empeorar los sentimientos respecto a la propia estima o valoración. En ocasiones, se pueden despertar sentimientos de infravaloración o de índole depresiva. Por este motivo, conviene estar pendiente de aquellas personas que conocemos que pueden tener ese tipo problemática.
Además de seguir un uso responsable de la red, una buena forma de evitar la baja autoestima por culpa de internet es contar con suficientes relaciones fuera del ámbito virtual. Y, por supuesto, que estas sean gozosas y que sumen. De esta manera, no habrá problemas graves de autoestima en internet.
Si los comentarios negativos afectan en demasía, no hay que exponerse más de lo necesario. Recuerda: la última decisión depende del usuario, y los límites, también.
Además, se debe recordar que el anonimato hace que muchas personas den lo peor de sí. El ghosting o el cyberbulling son fenómenos que no se dan de igual forma en el mundo real. Así que es importante poner en valor que tú no eres peor si otras personas actúan así.
Y, finalmente, si hay que pedir ayuda profesional, no hay que dejar de hacerlo.
En los últimos años se ha concedido especial importancia a la necesidad de hacer un consumo consciente y responsable de las redes sociales, muchas veces centrándose en adolescentes y menores de edad. La razón es que estos grupos se consideran más vulnerables en cuanto al impacto que los factores externos pueden ocasionar en su salud mental.
Si no es posible hacer un uso responsable y que no nos lastime, lo recomendable es dejar de exponerse en redes y recuperar la estima hacia uno o una mismo. Para ello puede ser conveniente contar con ayuda psicológica, para poder establecer pautas y tener las herramientas que posibiliten el autocuidado y control en el uso.
La psicología, como otras profesiones que tienen que ver con el estudio del comportamiento, tiene que conocer en profundidad el contexto actual, dentro y fuera de las redes y plataformas. Y el estudio de la dependencia hacia las redes sociales también ocupa un lugar predominante en la psicología, junto al de otras adicciones.
Por lo tanto, la psicología social no puede obviar esta realidad. Por eso hay un número creciente de estudios sobre el impacto de las redes sociales. Pero, es más, también sobre las psicopatologías asociadas, tanto para prevenirlas como para tratarlas adecuadamente. En definitiva, la generación digital convive con internet, y, por eso, se pone el foco en estas cuestiones.
El futuro de la psicología, por tanto, pasa por detectar aquellas conductas que surgen o se agravan por el uso de las redes y a la vez ofrecer tratamientos y terapias adaptadas y adecuadas.
También hay perspectivas de dar importancia a la prevención desde la ley. Pero, como la tecnología va delante de la política, la psicología, para entener y ayudar, va a tener un papel central.
Es evidente que en la sociedad actual las plataformas digitales se han vuelto parte importante de nuestras rutinas diarias, y hace falta que la psicología tome su consumo como parte de su evaluación.
Al mismo tiempo, deben abordarse este tipo de cuestiones desde la moderación y el sentido común siempre que sea posible. Sí, tenemos que vigilar el uso que hacen las personas vulnerables de nuestro entorno, protegerlas de contenidos que les lastimen y buscar ayuda profesional si pensamos que el consumo no es adecuado y está dañando su salud mental. Aunque todo ello sin privarles de la libertad que como personas adultas tienen. En caso de ser menores de edad, hay que informar a quienes ejercen su tutela.
En la Universitat Carlemany contribuimos a la preparación de profesionales de la psicología que puedan intervenir en este tipo de situación a través de nuestro Bachelor en Psicología.