Pero estas instalaciones también las tenemos que interpretar en un sentido más amplio. No solo como un contenedor de instrumentos para la producción. Por eso, hemos preparado este texto para que te quede clara la importancia del mantenimiento industrial. A continuación, te contamos sus claves.
Si te has preguntado acerca del mantenimiento industrial, qué es, te informamos de que supone el conjunto de acciones destinadas a la preparación, a la reparación y al perfeccionamiento de la maquinaria, las instalaciones, las herramientas, los equipamientos e incluso las labores de los trabajadores.
Implica una necesaria revisión continua de todos los instrumentos de trabajo con los que se cuenta en un espacio fabril. No comprende únicamente los mecanismos físicos de producción, sino también el know-how o los procedimientos que se ponen en práctica para hacerlos funcionar.
Llevar a cabo estas acciones de mantenimiento de una forma periódica garantiza la eficiencia de los trabajos en estos entornos. Además de que permite anticiparse a los problemas de funcionamiento y las eventuales interrupciones de las dinámicas laborales, vale como evaluación progresiva de las condiciones que tienen que optimizar las sesiones de producción.
Este mantenimiento implica, por tanto, una revisión continua de los equipos y métodos de trabajo. Repara los fallos que se puedan producir y sirve también para evitar los que puedan darse en el futuro. En consecuencia, se trata de una inversión con un notable retorno. Ten en cuenta que siempre resulta más rentable actuar en previsión de posibles averías que tener que repararlas.
Asimismo, este mantenimiento forma parte de los protocolos de prevención de riesgos laborales implantados en las empresas. Es responsabilidad de la organización que las instalaciones y maquinarias, así como los procesos de trabajo, cumplan con los más exigentes estándares de seguridad.
Por último, el mantenimiento en las industrias también tiene un reverso de sostenibilidad. Invertir en esta faceta implica que la producción pueda promover la eficiencia energética y reducir la huella de carbono. De este modo, la imagen de la firma sale reforzada como promotora de actividades que ponen en valor la responsabilidad social corporativa (RSC) respecto a su entorno más cercano.
Pero, para que comprendas con más facilidad en qué consiste este mantenimiento, resulta interesante descender al terreno del ejemplo. Existen diferentes tipos de mantenimiento industrial, los cuales son complementarios, aunque se desarrollan en distintas fases y aporten beneficios diferentes. En las siguientes líneas te los describimos. Toma nota.
Depende de un primer estudio acerca de las necesidades y la adecuación de las inversiones a realizar. Por ejemplo, antes de comprar unas máquinas, es preciso analizar si su uso se va a ajustar a la legalidad y qué espacio existe en las instalaciones para colocarlas.
Es uno de los más significativos, dado que trata de prevenir los fallos que puedan poner a los trabajadores y la producción en peligro. Conlleva aplicar una planificación que evite que ocurran las averías.
Este mantenimiento se puede ejercer mediante dos estrategias. Por una parte, la conductiva, que requiere las inspecciones sensoriales o revisiones de la configuración de los empleados. Por otra parte, la rutinaria, que comprende los sucesivos montajes y desmontajes, así como las limpiezas y los acondicionamientos, de las piezas de los equipamientos.
Se trata de uno de los más sencillos, dado que se pone en práctica de un modo bastante automatizado. Está en manos de los operarios que manejan la maquinaria. Para que esta funcione correctamente, tienen que aplicar diversos cuidados que dependen de su observación directa, como limpiar o engrasar.
Es el menos deseado por parte de cualquier firma. Se procede a su aplicación cuando se ha descubierto que la producción está fallando por algún error en el sistema. Como este fallo va a suponer un parón o una merma, la prioridad es, siempre que resulte viable, acometer una subsanación lo más rápida y eficazmente posible.
Este se parece al preventivo en que trata de evitar los problemas antes de que sucedan y no después, como hace el correctivo. Pero la diferencia respecto al preventivo es que el predictivo ya cuenta con experiencias testadas en las mismas instalaciones para inferir algunas conclusiones.
La clave estriba en evaluar los datos de funcionamiento de las máquinas y los procesos. De esta manera, cabe la posibilidad de detectar si existen síntomas de que a corto o medio plazo se van a constatar disfunciones. Este análisis masivo de datos va a facilitar anticiparse y ahorrar dinero evitando paralizaciones y reparaciones.
Es, sin lugar a dudas, el más efectivo. También es conocido como cero horas. Esta denominación se debe a que consiste en sustituir las piezas de la maquinaria para, periódicamente, propiciar que su configuración y funcionamiento sean tan eficientes como en el modelo original. Su mayor inconveniente es que conlleva una fuerte inversión de tiempo y dinero.
Por último, podemos recalcar la relevancia de este mantenimiento como un ejercicio de profesionalidad orientada a la eficacia de las dinámicas laborales. De hecho, existen certificaciones y homologaciones que van a poner en valor que una empresa haya hecho, en este aspecto, sus deberes. En gran parte, se trata de una obligación legal para poder desarrollar las actividades.
No en vano, existen formaciones académicas, con una virtuosa síntesis de teoría y práctica, que preparan a directivos y empleados para aplicar estos mantenimientos. El Bachelor en Ingeniería en Organización Industrial es un buen ejemplo de ello.
En definitiva, el mantenimiento industrial se ha revelado como un requisito indispensable en el marco de la optimización de los procesos productivos empresariales. Proporciona seguridad, estabilidad y eficiencia, por lo que vale la pena tener claros sus beneficios y metodologías de aprovechamiento.