La cantidad de servicios y funcionalidades que utilizamos, por ejemplo, en nuestro smartphone solo al encenderlo, son muchas. Y para ello, es necesaria toda una infraestructura de redes de servidores interconectados entre sí.
Así pues, los servidores se trata de dispositivos que permiten almacenar, distribuir y procesar los datos, permitiendo así el adecuado funcionamiento de aplicaciones y servicios en línea. Vamos a analizar cómo funcionan, y los diferentes tipos que existen actualmente.
De manera sencilla, un servidor consiste en un tipo de ordenador o equipo informático que tiene la capacidad de procesar las peticiones recibidas de otros dispositivos. Así pues, estos dispositivos pueden ser otros ordenadores, tablets, smartphones, etc. y responderles con los servicios o información que han solicitado.
La manera en que se transmite la información desde un equipo informático al servidor y viceversa se basa en la comunicación mediante redes, como es internet. De esta manera, cuando un usuario solicita información o acceso a una aplicación, el servidor recibe esa petición, la procesa y envía la respuesta de vuelta al dispositivo solicitante a través de Internet.
El servidor puede ser un componente físico formado por hardware y software que da lugar a potentes equipos dedicados a esta labor. Pero, también, pueden ser servidores virtuales alojados en la nube en conexión con otros. Aunque ambos tipos tienen un objetivo común de ofrecer su servicio, cada uno de ellos tendrá sus ventajas y sus inconvenientes.
Dicho de otra manera, un servidor es como el cerebro que hay detrás de muchas de nuestras experiencias digitales. Gracias a estos y a su software, podemos acceder a sitios web, utilizar aplicaciones en línea o enviar correos electrónicos. Por lo tanto, los servidores hacen posible que la información y los servicios estén disponibles en todo momento para nosotros en cualquier momento y lugar. Y además, todo ello gestionado por completos profesionales con altos conocimientos en administración de sistemas.
Para llevar a cabo su función, un servidor está permanentemente conectado a internet y posee una dirección IP única que lo identifica en la red. Al recibir una solicitud, el servidor utiliza el protocolo de comunicación más adecuado, como HTTP o FTP. Y de esta manera, puede procesar la información requerida enviando la respuesta de vuelta al dispositivo que la ha solicitado.
El software y los sistemas operativos especializados que operan en el servidor, conocido como servidor web, permite administrar y alojar datos y servicios. Asimismo, estos dispositivos necesitan contar con altos niveles de rendimiento y capacidades de almacenamiento para manejar grandes volúmenes de tráfico y solicitudes simultáneas.
Los servidores se han diversificado y diferenciado para adaptarse a las diferentes necesidades y requerimientos actuales. Vamos a conocer algunos de los tipos de servidores más comunes y utilizados:
Son la base de la World Wide Web (www). Su función principal es almacenar y distribuir páginas web a los usuarios que las solicitan. Estos servidores web utilizan para ejecutar su labor el protocolo HTTP para la comunicación y pueden alojar múltiples sitios web, cada uno con su dominio y contenido único.
Son responsables de ejecutar y administrar aplicaciones en línea, proporcionando un entorno adecuado para su funcionamiento. Desde complejas aplicaciones empresariales hasta juegos en línea, estos servidores ofrecen la capacidad de procesamiento y recursos necesarios para que las aplicaciones estén siempre operativas y funcionen sin problemas.
Servidores que se dedican a gestionar el envío, recepción y almacenamiento de correos electrónicos. Utilizan para ello los protocolos POP3, IMAP y SMTP para permitir que los usuarios accedan a sus buzones de correo desde cualquier dispositivo conectado a internet. Una funcionalidad imprescindible en la actualidad para millones de usuarios que lo utilizan tanto para lo profesional, como lo personal.
Se dedican a almacenar y gestionar archivos y documentos de manera centralizada. Permiten compartir recursos entre usuarios y equipos, facilitando la colaboración en entornos de trabajo y simplificando el acceso a datos importantes. Son los conocidos repositorios en la nube tan extendidos como Google Drive o DropBox.
Creados para el almacenamiento y gestión de grandes volúmenes de información, los servidores de bases de datos son fundamentales para todas las aplicaciones y sitios web. Al utilizar sistemas como MySQL, PostgreSQL o MongoDB, estos servidores aseguran la integridad y disponibilidad de la información almacenada.
Los servidores desempeñan una función crítica en internet y la tecnología moderna. Al proporcionar servicios y recursos a dispositivos conectados en la red, permiten la comunicación, el acceso a la información y el uso de aplicaciones y servicios en línea. Desde los servidores web que alojan páginas y sitios web hasta los servidores de bases de datos, cada uno de ellos cumple una función única y esencial.
La continua evolución tecnológica seguirá dando lugar a nuevos tipos de servidores, garantizando una experiencia digital cada vez más eficiente. Además, la importancia de los servidores en nuestra vida diaria es evidente y su relevancia seguirá creciendo a medida que la tecnología avanza en el futuro. Por ello, la próxima vez que utilices una aplicación, accedas a un sitio web, recuerda que detrás de esa experiencia hay un servidor trabajando para hacerlo posible.
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