Por eso, encontrar nuevas fuentes de recursos hídricos y gestionarlos de manera más eficiente y sostenibles es, actualmente, una prioridad para gobiernos e instituciones.
De forma genérica, podríamos decir que los recursos hídricos son depósitos de agua dulce, disponibles o potencialmente disponibles para los seres humanos, en cantidad y calidad suficiente para su consumo en las distintas necesidades. Estos insumos se presentan en los estados físicos convencionales (sólido, líquido, gaseoso) y se distribuyen de manera irregular por el planeta. De la misma manera, hay un enorme desequilibrio entre el gasto que se hace de los recursos hídricos entre zonas geográficas.
En principio, el agua es un recurso renovable. Sin embargo, la sobreexplotación que hacemos de ella los humanos y la contaminación que provocamos con nuestras actividades, hace que esta regeneración esté cada vez más mermada. Además, tampoco ayuda la situación climática actual, pese a que cada vez se incorporan más medidas para reducir el impacto medioambiental. Recordemos que hemos pasado ya la fase de calentamiento y, según palabras de la ONU, estamos en un punto de ebullición global.
Los datos no son nada esperanzadores. Hoy se calcula que más del 40% de la población mundial vive con carencias de agua.
Tradicionalmente, se ha considerado como recursos hídricos sólo aquellas fuentes de agua generadas por la propia naturaleza y que los seres humanos podíamos utilizar para todas nuestras actividades, desde el consumo hasta las prácticas industriales. Básicamente, esas fuentes de recursos hídricos son:
La definición de aguas superficiales es sencilla, son las masas que están sobre la tierra y en contacto con la atmósfera, es decir, las que están visibles. Si pensamos que nuestro planeta está compuesto por cerca de un 70% de aguas superficiales, parecería que es imposible tener un problema de escasez de agua.
Sin embargo, la realidad es que más del 97% de esa agua se concentra en mares y océanos, o sea, es salada y, por tanto, no útil directamente como recurso hídrico. Así que, solo nos queda un 2,5% de aguas superficiales dulces disponibles en forma de:
Ríos.
Lagos y lagunas.
Manantiales y estanques.
Pantanos.
Es el agua que se almacena por debajo del terreno. Estas aguas subterráneas se forman por las infiltraciones de lluvia, que quedan retenidas por una capa impermeable en el subsuelo.
Probablemente, se trata del recurso hídrico más interesante de la naturaleza y uno de los mejores aliados del ser humano para abastecerse de agua. Son extensiones de tierra inundadas de forma permanente o intermitente. Un híbrido entre aguas subterráneas y aguas superficiales.
Su papel en el equilibrio ecológico del planeta es insustituible. Actúan a modo de esponjas, con capacidad para absorber las lluvias intensas y evitar las inundaciones. Pero, además, durante las estaciones secas, van liberando parte de ese agua almacenada y, por tanto, paliando problemas de sequía.
Los principales ejemplos de estos recursos hídricos son las marismas, los manglares, los estuarios, las ciénagas, los pantanos, las turberas o los arrecifes, por citar los más significativos.
Los glaciares son gigantescas masas de agua en estado sólido que, en la época de deshielo, abastecen de agua a ríos y lagos. En este grupo también se encuentra la nieve que se acumula en las montañas en los meses fríos.
La escasez de recursos hídricos, como hemos explicado, es una realidad que se agrava cada año. Pero, además, los recursos hídricos naturales se encuentran alejados de las poblaciones humanas. Así, el problema es doble, de falta de cantidad y de dificultades para utilizarla.
Aquí es donde la ciencia y la tecnología vienen a abrir una puerta de nuevas oportunidades en la explotación de recursos hídricos no convencionales. Recientemente, expertos de la ONU y otros organismos internacionales dedicados al agua, han publicado un libro precisamente con ese título. Estas son algunas de las fuentes hídricas en las que ponen el foco:
Recolección de niebla. Aunque suene muy innovador, hay comunidades en Marruecos o Chile que llevan más de un siglo usando redes de mallas verticales con este fin.
Desalinización. Actualmente, con este proceso solo se abastece un 5% de la población. Pero, con las aportaciones tecnológicas, se están reduciendo los enormes costos de esta fuente de agua.
Tratamiento de aguas residuales. El reto es superar la brecha de reutilización de aguas residuales que hay entre los países ricos (se trata el 70%) y los pobres (solo se recupera el 8%).
El imparable crecimiento de la población mundial y la consiguiente necesidad de aumentar la producción agrícola, unido a las consecuencias del cambio climático (sequía y fenómenos meteorológicos extremos) tienen un impacto directo en la esquilmación de los recursos hídricos del planeta. El agua es un bien cada vez más escaso y sus fuentes son limitadas, por tanto, la clave para afrontar el problema de su carencia pasa, sobre todo, por realizar una adecuada gestión de los recursos hídricos.
Para que la gestión del agua sea eficiente y sostenible, cualquier planteamiento debe asentarse sobre estos principios:
Tener en cuenta la disponibilidad de todo tipo de fuentes hídricas, respetando las necesidades de los ecosistemas.
Controlar la demanda que, en ningún caso, puede superar la existencia real de recursos hídricos.
Incorporar en las empresas los mismos principios de responsabilidad social ambiental que se aplican en otras facetas de su actividad. De hecho, debe ser un eje troncal de cualquier sistema de gestión ambiental.
El uso sostenible de los recursos hídricos es una prioridad para todos y cada uno de los habitantes del planeta. Una corresponsabilidad de actuación necesaria entre los dirigentes, los agentes económicos y las personas a título individual.
El papel de los profesionales del medioambiente es clave para proporcionar las herramientas que permitan aunar estos esfuerzos compartidos. Los estudios de Bachelor en Ciencias Ambientales son una excelente oportunidad de formarte y obtener los conocimientos necesarios para aportar en este reto que involucra a todo el planeta.