El acceso de la población mundial, o al menos de una parte de ellos, a los alimentos que necesitan, no está garantizado en absoluto. Bien sea por motivos geopolíticos, o por las condiciones climáticas, hay importantes bolsas de población en distintos países que no cuentan con alimentos suficientes para tener una buena salud y gozar de bienestar. El hambre y la malnutrición, además, se han visto agravados en los últimos tiempos por los efectos de la pandemia del COVID-19 y la invasión de Ucrania y su efecto en los precios de los alimentos. Para millones de personas, esto supone un peligro para la seguridad alimentaria, un concepto muy familiar para todos los profesionales formados en Nutrición Humana y Dietética. ¿Qué quiere decir y qué implicaciones tiene? Te lo mostramos.
Cuando hablamos de seguridad alimentaria nos estamos refiriendo a una situación en la que todas las personas cuentan con acceso económico y social, además de la posibilidad de conseguirlos de manera física, a alimentos en cantidad suficiente para ellas. Pero no a alimentos de cualquier tipo, sino a los que son seguros y nutritivos para la población en general. De esta manera, los requisitos de cada persona en cuanto a nutrición estarán cubiertos. También sus preferencias en cuanto a alimentación, porque la seguridad alimentaria de una persona implica que esta pueda elegir los alimentos que más le convienen o prefiere. De esta forma, su alimentación será completa y podrá llevar una vida sana y activa.
En la actualidad, se calcula que hay más de 2.000 millones de personas en todo el mundo en situaciones en las que no tienen garantizada su seguridad alimentaria. Muchos piensan que solo se da en países pobres de zonas de África, Asia y Latinoamérica. Pero hay un notable porcentaje de la población en países de Norteamérica y Europa que también vive en situación de inseguridad alimentaria.
Se trata, por tanto, de un problema importante, que la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) trata de combatir junto con otros organismos y entidades de todo el mundo. Porque el derecho a tener una alimentación suficiente y saludable está recogido en los Derechos Humanos. Forma parte del derecho de todas las personas a tener un nivel de vida adecuado.
La seguridad alimentaria se basa en varios pilares fundamentales. El primero es la disponibilidad en físico de los alimentos. Esto quiere decir que estos deben estar disponibles para cualquier persona, independientemente del lugar en el que se encuentre. Por eso, es necesario que se cuiden diversos aspectos para conseguirlo. Entre ellos, la producción de alimentos y sus existencias. Pero, también, su distribución y su logística y transporte.
Otro de los pilares en los que se apoya la seguridad alimentaria es el acceso a los alimentos; no solo el físico, sino también el económico. Para conseguirla, los alimentos deben tener un precio que resulte asequible para la población. Lo malo es que esto no siempre es así, y junto con los problemas de distribución y la cantidad, es el principal factor que puede desencadenar la inseguridad alimentaria.
Por último, otro de los pilares fundamentales para la seguridad alimentaria es su estabilidad. Es decir, que no se considera que se ha alcanzado cuando hay alimentos suficientes al alcance de las personas durante un periodo determinado. Esta disponibilidad y accesibilidad deben ser estables; no puede tratarse de algo puntual, sino que debe extenderse en el tiempo.
Es por este motivo por el que numerosos organismos y gobiernos trabajan para conseguirla, elaborando e implantando estrategias que intenten garantizar que lleguen alimentos a todos los consumidores. Y que, además, sean saludables para el consumo. Porque la seguridad alimentaria tampoco se logra si hay alimentos pero su consumo no es saludable y es un riesgo para las personas.
En los países en vías de desarrollo, los problemas que están relacionados con la inseguridad alimentaria, además de una deficiente distribución de alimentos, tienen también que ver con el acceso al agua potable. En muchos casos no hay agua que la población pueda consumir con seguridad, y en estas zonas esto agrava por la escasez de nutrientes debido a la insuficiencia de alimentos. Como consecuencia, los problemas de nutrición y salud de la población son frecuentes, y a menudo graves.
Pero, como hemos mencionado, la inseguridad alimentaria no es exclusiva de los países en vías de desarrollo. En los desarrollados también hay zonas o capas de la población que no tienen seguridad alimentaria. En estos casos, los ciudadanos sí suelen tener acceso al agua potable; a veces, también a alimentos suficientes. Pero sí suelen tener problemas relacionados con la distribución, lo que puede llevar a escasez de algunos alimentos básicos. O están expuestos a subidas de precios de alimentos de primera necesidad, lo que obstaculiza el acceso a ellos de la población con menos poder adquisitivo.
En cuanto a la salubridad de los alimentos, en ocasiones pueden darse problemas relacionados con su manipulación o su conservación. Como resultado, quedan en mal estado y se vuelven insalubres, con brotes de enfermedades asociadas que pueden alcanzar a grupos de población importantes.
Las consecuencias de que la población no cuente con seguridad alimentaria están relacionadas con la salud. La inseguridad en este aspecto derivada de problemas con la calidad de los alimentos, y de que estos estén en mal estado, son dolencias pasajeras. Pero si esta es persistente, los problemas de salud pasan a ser más graves, sobre todo entre la población infantil. Tanto, que pueden llevar a la muerte.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), contraer una enfermedad diarréica es la segunda mayor causa de fallecimiento entre pequeños de menos de cinco años en el mundo. Cada año mueren por causa de ello más de medio millón de niños, y en muchos casos son consecuencia de la falta de acceso a agua potable.
Además, la inseguridad alimentaria puede producir el retraso del crecimiento y un bajo rendimiento escolar, además de tener efectos sobre la salud de los niños a largo plazo. Como se aprecia, la seguridad alimentaria vital, y los nutricionistas son algunos de los expertos que se encargan de intentar garantizarla. Si te gustaría trabajar en temas relacionados con la nutrición, y contribuir en velar por la seguridad alimentaria, tanto cerca de ti como en países en vías de desarrollo, ¡prepárate para ser un nutricionista profesional!