El concepto de sostenibilidad social se ha puesto en boga en los últimos años. Por ese motivo, un Máster en Administración de Empresas (MBA) incide, también, en estas cuestiones.
La sostenibilidad social se define como la búsqueda de un equilibrio entre crecimiento económico, equidad social y mantenimiento del medio ambiente. En definitiva, es la idea de avanzar consiguiendo que ese crecimiento llegue a todos y que este no comprometa a las generaciones futuras.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, indicados en la Agenda 2030, tienen en cuenta varios elementos. Por ejemplo, el objetivo número 8 se refiere al trabajo decente y al crecimiento económico. Otro objetivo, el número 10, incide en la reducción de las desigualdades. Finalmente, el objetivo número 13 incide en la acción por el clima.
La idea central que no tienes que olvidar es que estas políticas se tienen que trabajar en conjunto. Si no, nos limitaremos a conceptos como la sostenibilidad ambiental o la justicia social. Lo que se busca, en este caso, es ir un paso más allá.
Estamos, pues, ante unas políticas que se tienen que implementar de forma multidisciplinar.
Promover políticas empresariales de sostenibilidad social es conveniente. Por un lado, porque mejora la imagen de marca. Además, es un incentivo para captar y retener talento en determinados trabajadores cualificados que, cada vez más, valoran el denominado salario emocional.
Por todo ello, y junto con determinadas claves, tenemos que señalar que los ODS son una buena referencia. No en vano, la población tiene una concienciación creciente al respecto de la importancia de la sostenibilidad social.
La sostenibilidad en el ámbito social se puede lograr implementando una serie de políticas, tanto para empresas como para administraciones. Eso sí, se parte de una situación de crecimiento económico que, luego, tiene otras repercusiones. Como pauta general, podemos destacar los siguientes aspectos:
Los salarios dignos son uno de los elementos que hay que tener presentes. No en vano, y como primera cuestión, un crecimiento sostenible socialmente es aquel que garantiza que los trabajadores puedan vivir dignamente con su trabajo. Por lo tanto, esta es una primera premisa que se tiene que cumplir. No se trata solo de cumplir con las obligaciones legales, sino de comprobar que, efectivamente, los salarios son dignos para tener una existencia decorosa.
La no discriminación es otro de los aspectos imprescindibles para que este desarrollo sea socialmente justo. En este sentido, hay que implementar políticas que aseguren la igualdad de género pero, también, el acceso laboral para personas con diversidad funcional. Otro caso paradigmático es el de la entrada de personas con riesgo de exclusión social en el mercado laboral. Por lo tanto, la inclusividad es, también, una forma de trabajar por una sociedad más justa.
El fomento de la economía circular es otra de las maneras de conjugar crecimiento económico, sostenibilidad medioambiental y cohesión social. Este concepto prioriza el consumo local, el uso de materias primas locales y el trabajo con proveedores locales. Esta idea contribuye a mejorar las ratios económicas, pero es que, además, reduce la huella de carbono y redunda en el bienestar de la comunidad. El fomento de este modelo a medio y largo plazo es prioritario.
La reutilización de los recursos es otro de los aspectos que contribuyen a la sostenibilidad en el ámbito social. Para esto, lo que tienes que tener en cuenta es que los recursos se puedan reciclar o reutilizar, según el caso. En la medida de lo posible, aplicar esta política puede ser sumamente útil porque la reutilización ahorra emisiones en varios sentidos. Sea como fuere, de esta manera se va un paso por delante.
El uso óptimo de las fuentes de energía es otro de los puntos clave. No en vano, un consumo inteligente es aquel que se ajusta estrictamente a las necesidades. Disponer de sistemas de autorregulación, aprovechar la luz solar o el calor natural son políticas interesantes. Por otra parte, también es bueno que, siempre que puedas, utilices fuentes de energía renovables.
Los ejemplos de sostenibilidad social son varios, y vale la pena poner algunos ejemplos profesionales en España. Toma nota, que esto te interesa:
La iniciativa Apadrina un Olivo busca una triple finalidad: producir un aceite de calidad, fijar población en el medio rural y reducir las emisiones de carbono. El objetivo de la empresa es promover el apadrinamiento de olivos con la finalidad de que su cultivo y mantenimiento sea sostenible.
Las políticas de responsabilidad social de la empresa de aguas se desarrollan en dos vertientes. En primer lugar, mediante el fomento del voluntariado educativo para alumnos de las zonas donde trabaja la empresa. Por otra parte, a través del proyecto BIObserva. La empresa busca generar un impacto social positivo en sus lugares de actividad.
La compañía Espigoladors es una de las más antiguas que trabajan en economía circular en Cataluña. Están centrados en el sector agrícola, y lo que hacen es utilizar frutas y hortalizas que tienen mal aspecto, pero que están en condiciones de ser consumidas para convertirlas en mermeladas o cremas. Por otra parte, apuestan por integrar en sus plantillas a colectivos en riesgo.
La compañía austríaca instala sistemas de calefacción y sanitarios. Las políticas sociales que implementa son varias, desde la instalación de sistemas sostenibles medioambientalmente a la formación para niños con diversidad funcional, pasando por la organización de jornadas de puertas sobre sostenibilidad.
El proyecto Irisbond busca acercar el uso de las nuevas tecnologías a personas con diversidad funcional motora. En este caso, lo que se permite es que puedan utilizar los dispositivos informáticos solo con los ojos; en definitiva, acercar la informática a todos.
La compañía La Fageda está especializada en la producción y comercialización de productos lácteos en Cataluña. Es una de las empresas con una trayectoria más dilatada en el sector y, además, facilita la entrada en el mercado laboral de personas con riesgo de exclusión.
Esta PYME española fue pionera en varios sentidos y se pueden destacar dos elementos. El primero, la apuesta por tomar las decisiones de forma consensuada y democrática. La segunda política es la de empleo estable, puesto que el 95 % de los trabajadores son fijos. Además, fue la primera en obtener un reconocimiento de la Unión Europea.
La sostenibilidad social es una clave para el desarrollo a medio y largo plazo. Conocer qué engloba este concepto y las posibilidades que se están implementando es sumamente interesante.